La compra compulsiva, es decir el comprar sin medida y por impulso, es un acto sin control y recurrente por adquirir cosas, si bien no es un fenómeno exclusivo de fechas como la Navidad, se ve en forma manifiesta días como estos en las que la insistencia de la publicidad comercial y la tradición consumista podrían explicar un cierto aumento de los gastos.
Si bien como enfermedad no afecta a tanta gente, es más común de lo que pudiera pensarse y se presenta como un impulso irreprimible, un acto poco consciente del que después nos arrepentimos, porque muchas veces, o la mayoría de las veces, compramos cosas poco útiles o gastamos más de lo que podemos.
¿Por qué queremos comprar?
Porque ofrece una satisfacción inmediata, ofrece el llenar por un momento la vida, algo divertido y agradable que consigue borrar temporalmente los problemas.
Muchos llaman a esta compulsión a comprar una enfermedad invisible, porque nadie la advierte como tal, ya que se considera por lo general frívola o caprichosa a la persona que compra sin pensar y no se detecta el grado de sufrimiento que padece al no poder controlar sus acciones.
El consumo compulsivo puede encubrir una depresión, ya que la persona en cuestión sólo siente satisfacción cuando compra pero luego surgen los problemas de la culpa, tristeza y un trastorno de ansiedad que puede estar relacionado.
Según investigaciones recientes, las personas usan principalmente dos maneras de evaluar si el precio de un producto es justo. Por un lado, comparan el precio actual con el precio que han pagado por el mismo producto en el pasado (autocomparación) y también comparan el precio con lo que otras personas pagan por él (comparación con los otros).
Pero también el precio a pagar puede afectar la imagen y autoestima. "El grado en el que una persona se siente poderosa influye en qué tipo de comparación del precio amenaza a su sentido de importancia de sí mismo y, a su vez, afecta a la percepción de la justicia del precio", escribieron los autores de un estudio de la Universidad de Texas publicado en el Journal of Consumer Research.
Mujeres: cuidado si estás en uno de esos días
Las fluctuaciones hormonales relacionadas con los ciclos menstruales de las mujeres podrían influir sobre sus hábitos de compras, sugirió una investigación de la Universidad de Concordia en Montreal.
"Nuestra meta era investigar la forma en que el ciclo menstrual de una mujer influye sobre los deseos de consumo, el uso de productos, y el dinero gastado en los sectores de la alimentación y la belleza", el Dr. John Molson, uno de los autores del estudio.
Para llevar a cabo la investigación, los investigadores seleccionaron a 59 mujeres y les pidieron que llevaran diarios detallados sobre su rutina de belleza, decisiones sobre la ropa, consumo de calorías y todo lo que compraban durante 35 días y también les preguntaron sobre decisiones sobre la ropa y su cuidado personal.
Los autores del estudio esperan que sus hallazgos podrían iluminar estos patrones de conducta y ayudar a las mujeres a tomar decisiones más conscientes y no dejar que cuestiones hormonales manejen ciertos patrones de conducta, como son las compras.
Lo normal y lo patológico
La adicción a las compras ya aparece listado como un nuevo trastorno mental en la Enciclopedia internacional de Diagnósticos en Psiquiatría que publica la Asociación de Psiquiatras Estadounidenses. El síndrome de los adictos a las compras se llama oniomanía o shopaholics (en inglés).
En general, la persona que la padece la sufre durante todo el año, y no sólo en épocas de liquidaciones como dicen algunos. Lo que sucede en la época de compras, es que se exacerban los síntomas por la enorme tentación de ofertas y la desesperación colectiva por consumir.
Entre las características principales están la obsesión por comprar, la ansiedad o desesperación por salir a aprovechar las ofertas, cargarse de artículos que no necesitamos y muchas veces, gastar un monto que supera las posibilidades económicas, para luego sentir culpa.
El criterio de los especialistas para una compra "saludable" sería disfrutar de las compras, que sean cosas que puedes pagar, que en lo posible necesites, que consideres que el precio es razonable y luego no sientes culpa por haberlo hecho.
Comprar puede ser visto como una forma de gratificación, de pasar tiempo con uno mismo, como un entretenimiento siempre y cuando no conlleve ciertos peligros o síntomas arriba mencionados.
Cómo frenar la ansiedad por comprar
Si sospechas que estás en riesgo de comprar en forma compulsiva los expertos recomiendan el revisar tu interior, evaluar qué cosas te están pasando, cómo está tu vida, que imagen tienes de ti mismo, qué cosas te gustaría cambiar, cómo está tu vida social, familiar y laboral. Es decir, hacer un análisis introspectivo solo o con la ayuda de un terapeuta para que el comprar de más y en forma descontrolada no se vuelva una salida temporaria a esa angustia o ansiedad que puedes estar sintiendo por otros motivos.
Si vas a salir de compras, ármate un presupuesto, controla tu economía lleva una lista de regalos que piensas comprar para ser consciente de lo que deseas gastar y si lo haces de más, te ayudará ver la cantidad de artículos innecesarios que adquiriste.
Elimina todas las tarjetas de crédito. De esta manera, tendrás un menor acceso a las compras. Trata de manejarte únicamente con efectivo.
Busca actividades recreativas que te permitan sustituir las compras como entretenimiento o deporte. Trata de reconocer tus momentos de debilidad e intenta distinguir aquellos momentos donde sientes una necesidad irresistible de comprar, de los momentos que solo lo haces por inercia o aburrimiento. Es importante poder diferenciar estas situaciones para poder controlarlas.