Uno de cada 10 estadounidenses que tiene un historial de conducta impulsiva, tiene acceso a la tenencia de armas y en general, porta armas fuera de su vivienda, afirma el nuevo estudio científico. Según la investigación, estas personas son usualmente jóvenes o de mediana edad y resulta común verlas rompiendo cosas o iniciando peleas en medio de un ataque de ira.
El estudio liderado por un grupo de psiquiatras de las Universidades de Duke, Harvard y Columbia, que acaba de ser publicado en la revista científica journal Behavioral Sciences and the Law asegura que el 10% de los estadounidenses que han sido diagnosticados con problemas de temperamento e ira, tienen acceso a armas de fuego.
"Una forma en que la sociedad ha intentado equilibrar los derechos constitucionales y la salud pública de las personas que padecen enfermedades mentales, fue la propuesta tradicional en relación a este tema que era que los pacientes con antecedentes psiquiátricos tengan prohibido el acceso a armas", explicó el profesor de pisquiatría y ciencias de la conducta de de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, Jeffrey Swanson, uno de los autores del estudio. Sin embargo, agregó el experto, ahora tenemos evidencia de que las leyes no son suficientes y que no evitan que personas potencialmente peligrosas tenga acceso a armas de fuego.
"La mayoría de las personas que cometen crímenes no tienen un historial de importantes enfermedades mentales y la mayoría de los enfermos psiquiátricos no son violentos", explica el experto haciendo referencia a que la ley no contempla justamente los casos más peligrosos para la sociedad de tenencia de armas.
La investigación se basó en el análisis de unas 5500 entrevistas individuales llevadas a cabo por la National Comorbidity Study Replication, or NCS-R, la cual es una muestra representativa de trastornos y enfermedades mentales según los investigadores.
El estudio concluyó que existe una cierta conexión entre los participantes que tenían una historia de conducta impulsiva, enojo y acceso a las armas de fuego y que las personas que tenían un historial de conducta impulsiva y acceso a armas tienen una tendencia mayor al abuso de alcohol, ansiedad y estrés post traumático.
"Son pocas las personas de este grupo que estudiamos que entrarían en el compromiso involuntario que legalmente prohíbe la tenencia de armas por temas psiquiátricos", explicó el profesor de Harvard, Ronald Kessler, que participó en la toma de entrevistas para el estudio.
Lo que los expertos creen que es una forma más efectiva de prevenir la violencia es examinar al individuo que intenta comprar un arma, tomando en cuenta delitos menores e historial de conducta impulsiva en relación al manejo de automóvil por ejemplo y no tanto por historial de salud mental y tratamiento.
En el 2012, más de 11,500 personas murieron como consecuencia del ataque con armas de fuego en Estados Unidos, según estadísticas del gobierno y unas 300 mil personas han muerto en episodios de violencia con armas de fuego en la última década, según datos del Violence Policy Center. Ya en 16 estados de la Unión Americana, las muertes por armas de fuego exceden a las muertes por accidentes automovilísticos.
Swanson y su equipo había demostrado que excluir de la tenencia de armas a cada persona con historial de enfermedad mental, había bajado la violencia sólo en un 4%. En este estudio, se muestra que las condiciones más importantes a tener en cuenta como antecedente son la conducta impulsiva, la ira más que la depresión, el trastorno bipolar o la esquizofrenia.
El trastorno límite de la personalidad
Se conoce así a la afección de salud mental por la cual una persona tiene episodios de emociones turbulentas o inestables que muchas veces lo llevan a tener acciones impulsivas y relaciones caóticas con otras personas.
Entre sus principales síntomas se encuentran el presentar incertidumbre acerca de su identidad y como resultado de esa inestabilidad, sus intereses y valores pueden cambiar rápidamente.
Son personas que tienden a ver las cosas en términos extremos, es decir, todo es bueno o todo es malo. Sus sentimientos súbitamente cambiantes a menudo los llevan a relaciones intensas e inestables.
Otros síntomas de este trastorno abarcan: Miedo intenso de ser abandonado, intolerancia a la soledad, sentimientos frecuentes de vacío y aburrimiento, manifestaciones frecuentes de ira inapropiada, impulsividad, como con el consumo de sustancias o las relaciones sexuales, crisis repetitivas y actos de lesionarse a sí mismo, como hacerse cortes en las muñecas o tomar sobredosis.
La psicoterapia individual puede ayudar a las personas con este tipo de trastorno, así como también la terapia grupal. Las perspectivas del tratamiento dependen de la gravedad del caso pero si la persona está dispuesta a aceptar ayuda, en general mejora notablemente con el tratamiento.