Muchas personas en todo el mundo declaran que sufren o sienten pánico a la hora de conducir un vehículo, por lo que optaron por dejar de conducir o nunca se animaron a hacerlo.
Tienen un auto, tienen licencia pero no se atreven a conducir. Muchos desconocen que se trata de una fobia y que tiene nombre: amaxofobia.
El término proviene del latín y significa miedo a los carruajes. La amaxofobia se da en todo el mundo y se calcula que el 8% de la población de los Estados Unidos que tienen licencia de conductor la sufre. En América Latina la tasa es menor y ronda el 2%.
Síntomas
Esta fobia afecta con mayor frecuencia a las mujeres, y los síntomas de sudor, ahogo, temblor, taquicardia y dolor de estómago se les potencia cuando están embarazadas o tienen hijos pequeños.
Los especialistas relacionan con pautas formativas y culturales esta diferencia de género en la amaxofobia. Los accidentes de tránsito, las malas experiencias al aprender a manejar o los largos períodos sin conducir ayudan a desarrollar esta fobia, que pocas personas reconocen como tal y que los hombres parecen ser más reacios a admitirla.
En lo que respecta al manejo, la sensación es que se pierde el control del auto. Y ronda la idea recurrente de no ser capaz de desenvolverse bien en las calles. Se puede dar en personas que dejaron de manejar un tiempo y cuando retoman experimentan los síntomas fóbicos. También en conductores hábiles que de golpe empiezan a tener miedo frente al volante.
¿Qué es una fobia?
La fobia es uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes que presenta el ser humano. Es un temor irracional, exagerado, ante determinados objetos que normalmente no producirían ese tipo de respuestas.
La amaxofobia es una patología que se está conociendo mejor en los últimos años. Desde la perspectiva de la psicología cognitivo-conductual, existen tratamientos que permiten muy buenos resultados si el problema se trata con ayuda de un profesional, ya que muchos de los temores se vinculan con aspectos de la personalidad más profundos.
Hay personas que deciden no conducir, como una elección absolutamente válida, pero a aquellos que desean o han disfrutado conducir y no lo pueden hacer por esta fobia les genera sentimientos negativos en su autoestima. En estos casos, lo más recomendable es considerar una estrategia guiada para poder resolverlo.
Interrogantes para realizar el diagnóstico
1 ¿Sabes conducir? ¿Sientes miedo al volante?
2 La tensión cuando manejas, ¿te lleva a sentir contracturas?
3 ¿Te cuesta hacer sobrepasos?
4 ¿Te da miedo arrancar en cuestas?
5 ¿Te cuesta estar dentro de un atasco con otros vehículos cerca?
6. ¿Te cuesta circular con lluvia? ¿Tienes temor a sufrir un accidente?
7 En la autopista, ¿no te animas a cambiar de carril?
8 ¿Te angustias por temor a sufrir un accidente mientras conduces?
9 ¿Sientes ansiedad cuando al costado de la calzada hay personas?
10 Durante el recorrido, ¿necesitas escuchar música, fumar o tener otras distracciones?