La sepsis es una respuesta inmunitaria exagerada, que causa severos daños a los tejidos y órganos, afectando sus funciones.
Conoce aquí cuáles son sus causas, síntomas, tratamientos y formas de prevención.
Ante una infección, el sistema inmunitario desplaza a los glóbulos blancos, las células defensoras del cuerpo, hacia donde los microorganismos infecciosos están actuando.
El algunos casos, esta respuesta inmunitaria puede ser desbalanceada, provocando una inflamación grave en todo el cuerpo y dañando uno o varios sistemas del organismo. Esto se conoce como septicemia o sepsis.
A medida que empeora, el flujo sanguíneo hacia los distintos órganos vitales (cerebro, corazón o riñones) se ve afectado. También puede ocurrir una coagulación sanguínea anormal, que da como resultado pequeños coágulos o la ruptura de vasos sanguíneos que dañan o destruyen los tejidos.
Otra consecuencia de la sepsis es el choque séptico, una caída grave de la presión arterial que genera problemas en la forma en que las células funcionan y producen energía, aumentando el riesgo de muerte.
Actualmente, la sepsis causa una de cada cinco muertes en el mundo, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ocurren 49 millones de casos al año, de los cuales la mitad corresponde a niños. A su vez, se registran 11 millones de muertes (3 millones correspondientes a niños) y muchos de los superviviente terminan sufriendo discapacidades.
Esta muertes suelen ser consecuencia de enfermedades diarreicas o infecciones de las vías respiratorias bajas. En tercer lugar, se encuentran las infecciones obstétricas, particularmente complicaciones tras un aborto o infecciones producto de una cesárea.
Si bien la mayoría de las personas se recuperan de una sepsis leve, la tasa de mortalidad por choque séptico es de aproximadamente 40%. Además, un episodio de sepsis grave provoca un mayor riesgo de infecciones futuras.
Cómo identificar una sepsis
Cualquier tipo de infección, fúngica, viral o bacteriana, puede causar sepsis, aunque es más común que estas últimas sean responsables. Otro aspecto que puede incidir en su aparición es la zona en la que se desarrollan estas infecciones, siendo los casos más comunes:
- Heridas o quemaduras.
- Pulmones.
- Riñones.
- Sistema digestivo.
- Torrente sanguíneo.
- Vejiga.
También tienen un mayor riesgo de contraer sepsis ciertos grupos poblacionales:
- Adultos mayores de 65 años.
- Mujeres embarazadas.
- Niños menores de un año.
- Personas con sistema inmunitarios debilitados o afecciones crónicas, como cáncer, diabetes, o enfermedad pulmonar o renal.
- Personas ingresadas en unidades de cuidados intensivos u hospitalizaciones prolongadas.
- Personas con dispositivos invasivos, como catéteres intravenosos.
- Personas a las que se les administró previamente antibióticos o corticoides.
Entre los principales síntomas de la sepsis se encuentran:
- Confusión o desorientación.
- Dolores o molestias severas.
- Fiebre, escalofríos o sensación de frío.
- Frecuencia cardíaca rápida.
- Piel húmeda o sudorosa.
- Presión arterial sistólica (primer número de lectura) igual a o menor que 100 milímetros de mercurio (mmHg).
- Problemas para respirar o una respiración acelerada (22 o más respiros por minuto.).
Qué hacer para prevenir la sepsis
Si experimentas alguno de los síntomas antes desarrollados o sospechas que puedes tener sepsis, es importante que consultes con un médico cuánto antes.
El profesional de la salud puede revisar tu historia clínica, realizar exámenes físicos (incluyendo control de los signos vitales), o hacer pruebas de laboratorio, como radiografías o tomografías, para elaborar un diagnóstico.
Debido a que muchos de los síntomas de la sepsis pueden ser causados por otras afecciones, es difícil diagnosticarla en sus primeras etapas.
En caso de que se trate de sepsis, los profesionales pueden recurrir a distintos tratamientos:
- Mantener el flujo sanguíneo hacia los órganos, mediante asistencia con oxígeno o líquidos por vía intravenosa.
- Tratar la causa de la infección.
- Usar antibióticos.
- Usar medicamentos, en caso de ser necesario, para subir la presión arterial.
Sin embargo, los especialistas coinciden en que la mejor forma de combatir la sepsis es previniéndola. "El mundo necesita fomentar con urgencia los esfuerzos por mejorar los datos sobre la septicemia para que todos los países puedan detectar y tratar a tiempo esta terrible afección" aseguró el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.
Según explicó el experto, esto conlleva "fortalecer los sistemas de información sanitaria y garantizar el acceso a medios de diagnóstico rápido y atención de calidad, en particular vacunas y medicamentos seguros y asequibles".
Otras medidas que se pueden tomar son:
- Controlar cualquier afección de salud crónica preexistente.
- Mantener heridas limpias y cubiertas hasta que sanen.
- Recibir las vacunas que recomienda el médico.
- Tener una buena higiene, especialmente el lavado de manos frecuente.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, Clínica Mayo, Organización Mundial de la Salud.