La industria de los robots sexuales está aquí, ya no es ciencia ficción. Es un mercado que se estima en $ 30 mil millones. Son los 'sexbots', esos dispositivos símil humanos creados para la gratificación sexual, que ya están produciendo media docena de compañías y se pueden comprar por un valor de entre $ 5,000 y $ 15,000.
El mercado parece ser de hombres, pero una empresa anunció que este año lanzará a “Rocky” para el público femenino.
“Los robots sexuales son maniquíes realistas con edades, apariencias y texturas variables, y aberturas orales, vaginales y anales personalizables”, comienza un informe británico -publicado en British Medical Journal- sobre el uso de los sexbots y sus implicancias en la salud.
Prometen ser la pareja ideal
Las muñecas pueden ser elegidas “a la carta” ya que no sólo se puede diseñar su aspecto, color de cabello y medidas corporales, sino que también se cambia su personalidad.
Una de las primeras fue llamada “Harmony” y se promociona como la muñeca del amor del hombre pensante. Según como se elija su configuración intelectual, ella recitará poesía o hará bromas, recordará tu comida, películas y música favoritas, y está programada para ser ingeniosa y encantadora, según su fabricante. Sin embargo, puedes darle forma a su personalidad a partir de 18 rasgos diferentes y volverla celosa, malhumorada o frígida.
Pero las hay más económicas, con menos detalles, exuberantes, sumisas, infantiles y con opción transgénero.
En algunos lugares de Europa, como en Alemania, ya hay casas de citas con muñecas sexuales, y lugares de alquiler para las fiestas privadas.
La introducción de estos robots ¿puede cambiar el paradigma de las relaciones sexuales? ¿Tiene algún beneficio? Los científicos del King College de Londres y de la Universidad de St. George NHS Foundation Trust, en Londres, Reino Unido, realizaron una revisión para evaluar las consecuencias físicas, mentales y sociales de los sexbots y las implicaciones potenciales para la salud. Dentro de los argumentos a favor con que se los promociona, identificaron 4 temas clave y los analizaron:
1. ¿Promueven el sexo seguro?
Algunas personas imaginan un mañana sin tráfico sexual, turismo sexual o comercio sexual. Se ha propuesto un hipotético futuro donde se previene la propagación de infecciones de transmisión sexual proporcionando prostitutas robóticas hechas de fibra resistente a las bacterias, y ciertamente es un ideal optimista. Pero por ahora, no se sabe si el desarrollo de un mercado de sexbot dará lugar a un menor riesgo de violencia e infecciones, o si al contrario, impulsará una mayor explotación de las trabajadoras sexuales.
2. ¿Los robots sexuales tienen un valor terapéutico?
La actividad sexual con robots se encuadraría como una práctica masturbatoria, por lo que una persona con disfunción sexual, "podría verse aún más aislada por la ilusión de tener una satisfacción sustitutiva" dicen los investigadores.
Por otro lado, se podrían usar sexbots para ayudar a las parejas con líbido incompatible, pero esto podría generar luego consecuencias negativas como el rechazo de la pareja real.
También argumentan que los sexbots podrían proporcionar "compañía" para los solitarios, discapacitados mentales y físicos, y para los ancianos, pero ésto los colocaría en un plano de no “merecer” la compañía de una pareja real. No está comprobado que se satisfagan las verdaderas necesidades de intimidad: podría agravarse la angustia.
3. ¿Pueden ayudar a tratar pedófilos y delincuentes sexuales?
Mientras que muchos usuarios de sexbots pueden distinguir entre los hechos reales y la fantasía, algunos pueden no hacerlo, lo que genera preocupación por la posibilidad de agravar el riesgo de agresión sexual y violación de niños y adultos reales.
4. ¿Habrá cambios en las normas sociales?
Los sexbots son en general femeninos y siempre “perfectos”, lo que plantea algunos puntos de vista distorsionados sobre el atractivo y la confianza de la mujer en el cuerpo; podrían generar discriminación.
Además, suscita preocupación el permiso para la violencia de algunos modelos, ya que al seleccionar "personalidades", hay sexbots que simulan el sexo no consentido, es decir, la violación.
Los médicos frente a un dilema
Aunque las organizaciones de defensa médica no han emitido una guía, se puede aconsejar a los médicos que eviten recomendar el uso de sexbots, dado el posible impacto negativo, y los argumentos engañosos con los que se promocionan.
Actualmente, se debería rechazar el uso clínico de sexbots hasta que sus beneficios propuestos como la "limitación de daños" y "terapia", hayan sido probados, concluyen los científicos británicos.
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