El tema de la salud es importante para los votantes, de hecho está arriba en las encuestas, por encima del cambio climático y de migración.
La encuesta más reciente de la Kaiser Family Foundation (KFF) halló que el 24% de los demócratas y los independientes de tendencia demócrata dijeron que quieren escuchar a los candidatos hablar sobre la atención de salud.
Sin embargo, la gran pregunta es si ese interés se revelará en las urnas en forma de apoyo a un candidato que respalde un amplio plan del tipo Medicare para Todos, o un plan más modesto como una opción pública, en el que una persona pueda participar voluntariamente de un seguro médico auspiciado por el gobierno.
Las encuestas no dejan eso en claro. Por un lado, los demócratas y los consultados de tendencia demócrata en la encuesta de KFF dicen que cuando se trata de atención médica, el candidato en el que más confían es el senador por Vermont Bernie Sanders (el primero en promover el Medicare para Todos).
Sin embargo, esas mismas personas dicen que prefieren una opción pública (del tipo de la que respalda ex vicepresidente Joe Biden) por sobre el plan de Sanders.
Eso se confirma en una encuesta de Quinnipiac publicada la semana de Thanksgiving, en la que el 36% de los encuestados dijo que Medicare para Todos es una buena idea, mientras que el 52% dijo que es una mala idea. Una encuesta de NBC/Wall Street Journal de septiembre arrojó resultados similares: el 67% de los encuestados dijo que apoyaría permitir que las personas menores de 65 años “compren su cobertura de salud a través del programa de Medicare”, mientras que solo el 41% estuvo a favor de “adoptar Medicare para Todos, un sistema de atención médica de un solo pagador en el que se eliminaría el seguro de salud privado”.
Entonces, lo que ahora enfrentan los candidatos es una cuestión de táctica y estrategia. Sanders sigue ciento por ciento comprometido con el Medicare para Todos. “Escribí el maldito proyecto de ley”, sigue recordándoles a los periodistas. Biden y Pete Buttigieg, el alcalde de South Bend, Indiana, están firmemente a favor de un enfoque más moderado. “Tomamos una versión de Medicare. Le permitimos acceder si lo desea. Y si prefiere permanecer en su plan privado, también puede hacerlo”, dijo Buttigieg en el debate demócrata en octubre. “Eso es lo que la mayoría de los estadounidenses quieren”.
La senadora por Massachusetts, Elizabeth Warren, parece que está en ambos lados del debate. Warren ha presentado una versión mucho más detallada del Medicare para Todos comparado con Sanders u otros patrocinadores de esta idea en el Congreso. Y su campaña ha presentado un plan de salud de “primer término” que podría implementarse rápidamente, pasando a un sistema más amplio de “Medicare para Todos” más adelante durante su primer mandato. (Incluso el plan de transición de Warren es más expansivo que el plan de Biden o Buttigieg).
¿Quién tiene la razón? No hay una buena manera de saberlo hasta que los votantes vayan a las urnas. Pero podría sorprender a la gente que la última vez que una revisión de salud fue un problema importante en la carrera presidencial demócrata, durante las primarias en 2008, no fue el candidato con el plan más amplio el que ganó las elecciones.
La entonces senadora Hillary Clinton tenía un plan más amplio para la atención médica que su colega en el Senado, Barack Obama. Clinton pedía un límite a los gastos médicos de bolsillo y un “mandato individual”, (el requisito derogado por los republicanos en 2017) para que todas las personas demostraran que tenían cobertura de salud, a riesgo de tener que pagar una multa.
Obama se resistió a muchos de esos detalles, particularmente que el seguro de salud fuera obligatorio. “Para que pueda obligar a las personas a obtener un seguro de salud, debe haber una multa muy severa”, dijo en un debate en febrero de 2008. Finalmente, pidió un mandato para que todos los niños tuvieran cobertura. Obama no apoyó por completo el mandato que pasaría a formar parte de la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) hasta mediados de 2009, durante el debate en el Congreso.
Pero los votantes demócratas en las primarias se han movido significativamente hacia la izquierda desde 2008, dicen defensores del Medicare para Todos.
Ese es claramente el caso. Pero si los demócratas deben mantener el control de la Cámara de Representantes, tendrán que mantener la lealtad de los votantes independientes en distritos que son mucho más moderados que los representados por legisladores de izquierda como Alexandria Ocasio-Cortez (demócrata por Nueva York) e Ilhan Omar (demócrata por Minnesota), que están presionando por cambios importantes, incluida la aprobación de un Medicare para Todos.
La clave de todo esto, por supuesto, es enhebrar la aguja política de una manera que mantenga el entusiasmo por el Medicare para Todos en la base demócrata, sin asustar a los votantes en las zonas que suelen fluctuar entre partidos políticos, que suelen temerles a los cambios tan importantes. Hasta ahora, ninguno de los precandidatos presidenciales ha encontrado esa posición perfecta. El que la encuentre bien podría ser el próximo presidente.
El ABC del Medicare para Todos
¿Te imaginas un seguro de salud que cubriera a todas las generaciones de tu familia? ¿Con el cual no tendrías que sufrir cada vez que recibes una cuenta médica? Ésta es la filosofía central detrás de una idea que parece haber cobrado fuerza política, y que promete ser un eslogan fuerte de las campañas por la presidencia en 2020: Medicare para Todos.
Según explica Physicians for a National Health Program (PNHP), la entidad que nuclea a médicos que abogan por este tipo de cobertura médica, el seguro nacional de salud de pagador único, también conocido como Medicare para Todos, es un sistema en el que una sola agencia pública organiza el financiamiento de la atención médica. La prestación de la atención seguiría en gran parte en manos privadas.
Bajo un sistema de pagador único, todas las personas que viven en el país (no se sabe qué ocurriría con los indocumentados) tendrían cobertura gratuita para toda la atención médica: desde servicios preventivos, citas médicas, y vacunas, hasta los costos de hospitalizaciones, salud mental, salud reproductiva, dental, de la vista, medicamentos recetados y suministros médicos.
El programa se financiaría mediante la combinación de fuentes públicas que en la actualidad realizan enormes aportes (como Medicare y Medicaid) y con nuevos impuestos, modestos, basados en la capacidad de pago.
Según esta entidad, se ahorrarían más de $500 mil millones en dinero que hoy se gasta en papeleo y procesamientos, al reemplazar la administración orientada en las ganancias de las aseguradoras por un único pagador público simplificado, sin fines de lucro.
Las primas desaparecerían y el 95% de todos los hogares ahorraría dinero. Los pacientes ya no enfrentarían barreras financieras para la atención, como los copagos y los deducibles, y recuperarían la libre elección del médico y el hospital. Los médicos recobrarían la autonomía sobre la atención al paciente.
Los detractores del Medicare para Todos dicen que un sistema monopolizado por el gobierno no puede ser eficiente. Y que un sistema de pagador único limitaría las opciones de atención que hoy en día tienen los estadounidenses.
Otro impacto negativo sería el que tendría en la enorme fuerza laboral que tiene hoy en día el mercado de seguros privado: unos 540,000 puestos, según el Departamento de Trabajo.
En 2016, se gastó en salud $10,348 por persona, el doble que cualquier otro país industrializado. Sin embargo, el desempeño de los Estados Unidos en términos de atención médica fue pobre.
En los países que tienen un sistema de pagador único, como Canadá, España, Francia o Italia, no hay ciudadano sin cobertura. En los Estados Unidos, todavía hay 28 millones de personas sin seguro de salud.
Qué lo diferencia del Obamacare
La Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA) se estableció en 2010, con la idea de ampliar la cobertura de salud para millones de estadounidenses.
¿De qué manera?
A través de un mercado de seguros en los que las aseguradoras ofrecieran planes de salud accesibles. También en los que el gobierno ofreciera créditos para ayudar a pagar las primas, y se garantizara que el paciente no sufriera discriminación por tener una condición médica.
Otra de las estrategias de ACA fue recomendar a los estados que expandieran el programa de Medicaid para que personas que antes no calificaban por tener salarios un poco más altos, ahora pudieran ser beneficiarios.
La cobertura de salud se expandió dramáticamente: unas 20 millones de personas obtuvieron cobertura desde 2010, gran parte gracias a la expansión de Medicaid, según indica la Kaiser Family Foundation.
Sin embargo, el Obamacare sigue siendo un programa en donde hay múltiples pagadores, lo que lo diferencia del concepto de Medicare para Todos. Si bien el gobierno tiene una presencia fuerte a muchos niveles —especialmente ayudando a los consumidores con créditos para pagar sus cuotas mensuales— sigue siendo un sistema que se basa en la atención y administración privada.
Y, con todos sus aspectos positivos, no ha logrado cerrar la brecha de cobertura para que todos accedan a la atención médica, ya que todavía hay 28 millones de personas que no tienen seguro de salud.
Un programa con historia
El Medicare se estableció por ley en 1965, como un plan de cobertura universal para los adultos mayores de 65 años. El programa que firmó el entonces presidente Lyndon B. Johnson ayudó a mejorar la atención de los seniors, y a su longevidad.
Originalmente constaba de dos parte, el Medicare A, que era el seguro hospitalario, y el Medicare B, que cubría la atención médica.
Para tener derecho a ser beneficiario de Medicare, se debe haber trabajado en el país y aportado al Seguro Social por al menos 10 años.
Algunos expertos, como Linda Fried, decana de la Escuela Mailman de Salud Pública de la Universidad de Columbia, consideran que una buena opción sería bajar la edad de elegibilidad para el Medicare a las personas de 50 años y más, con lo cual se resolvería gran parte del tema de la atención médica para una franja de edad en la que justamente se comienza a gastar más en salud.
En 2017, el senador por Vermont Bernie Sanders introdujo un proyecto de ley de Medicare para Todos. El proyecto no alcanzó el rango de ley, pero Sanders sembró la semilla de un debate que seguro llegará a 2020.
Y, de hecho, hay estados que lo plantean como una realidad en un futuro cercano. Como ejemplo, el flamante gobernador de California, Gavin Newsom, lo estableció como un desafío de campaña. Newsom ya experimentó con un seguro universal "en miniatura" cuando fue alcalde de San francisco.
Es que muchas cosas han cambiado desde 1965. La medicina para todos ya no se asocia al socialismo y las uniones —como el poderoso Sindicato de Enfermeras de California—apoyan el modelo de pagador único. Y la mentalidad también se ha modificado para los que usan guardapolvo blanco: hay una nueva generación de médicos que, a diferencia de sus profesores, apoyan el sistema universal, y que tienen a la promoción de la atención primaria y preventiva como prioridades en sus carreras.
Fuentes: KHN, KFF, CMS