Medicaid, Medicare, y la mayoría de las aseguradoras privadas cubren el costo de las mamografías. Cuando entró en vigencia la Ley de Cuidado de Salud a Bajo Precio (ACA), en 2010, estableció que todos los planes vendidos en los mercados de seguros las cubrieran cada 1 o 2 años sin costos de bolsillo (copagos o coseguros) para mujeres de 40 años o más.
Sin seguro, una mamografía de dos dimensiones (2D), la tradicional, costaría entre $90 y $300. La aseguradora negocia precios en bloque con los centros que las realizan., por lo cual nunca pagan el valor total.
Ahora, muchos centros de imágenes y de cáncer están impulsando la mamografía en tres dimensiones (3D), que tiene un costo más elevado. Medicare las cubre, y muchas aseguradoras, pero no todas. Siempre hay que averiguar antes de hacer una cita.
No hay consenso científico sobre la ventaja de las mamografías 3D por sobre las 2D. Actualmente, la Sociedad Americana de Cáncer y el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos —expertos convocados por el gobierno federal que revisan nuevas terapias y nueva tecnología médica— recomiendan mamografías 2D estándar en sus pautas de detección del cáncer de seno.
También bajo ACA, las aseguradoras deben cubrir la prueba para los genes BRCA1 y BRCA2 —que al mutar aumentan el riesgo de padecer cáncer de seno—, y también la consultaría genética, ambas sin costo para la mujer.
El precio del test genético comienza en unos $300 y puede alcanzar hasta $5,000, dependiendo de si se analiza solo la parte del gen que puede ser anormal o un grupo de genes.
Una mamografía es una prueba de detección necesaria para todas las mujeres. Dependiendo de la edad será la frecuencia con la que deban hacerse este examen que toma fotografías de los senos y que ayuda a detectar cualquier problema. O a confirmar que todo está bien.
Desde los años 90, decenas de estudios científicos han confirmado el valor de la mamografía en la detección del cáncer de seno. Y, si se realiza regularmente siguiendo las indicaciones del médico, y hay un problema, éste se puede detectar a tiempo y tratarlo rápido.
Este tipo de cáncer es el más común entre las mujeres, independientemente de su raza o grupo étnico.
Históricamente, las latinas que viven en los Estados Unidos posponen sus exámenes preventivos, o directamente ni piensan en hacérselos por distintas barreras: desde económicas hasta culturales. Si no hay dolor, bulto o molestia, piensan que no hay razón para ir al médico. Por eso muchas se hacen una mamografía cuando hay un problema diseminado.
Aunque la incidencia de cáncer de seno no reconoce de razas o etnias, las latinas sí tienen una incidencia más alta de muerte por esta enfermedad, lo que puede ser consecuencia de los diagnósticos tardíos.
En 2016, hubo 245,299 nuevos casos de cáncer de seno en el país. Y se registraron 41,487 muertes.
Fuentes: breastcancer.org, CDC, cuidadodesalud.gov, Susan G Komen.