Es muy importante que cada persona sepa el grupo sanguíneo al que pertenece, es información vital ante una emergencia médica, y también puede indicar una mayor o menor probabilidad de padecer ciertas enfermedades, como la evidencia que muestra una reciente investigación europea.
Este nuevo estudio ha encontrado un vínculo entre tener un tipo de sangre que no es O y un mayor riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular (ACV).
Los investigadores analizaron datos de más de 1,300,000 personas de nueve estudios previos y concluyeron que aquéllas con sangre tipo A, tipo B o tipo AB tenían un 9% más de probabilidades de tener un evento cardiovascular, como un ataque cardíaco, que las que tienen sangre tipo O.
Los científicos, quienes presentaron sus hallazgos en el 4º Congreso Mundial sobre Insuficiencia Cardíaca Aguda (World Congress on Acute Heart Failure) realizado por la European Society of Cardiology, no están seguros sobre la razón de esta conexión.
El hecho de que exista una asociación entre el grupo sanguíneo y la salud cardíaca en un tamaño de muestra tan grande, sugiere que está sucediendo algo que merece más investigación. "Si esto se confirma, podría tener implicaciones importantes para la medicina personalizada" dijo la investigadora principal, Dra. Tessa Kole, del Centro Médico Universitario de Groningen en los Países Bajos.
La importancia del grupo sanguíneo
Existen 4 grupos diferentes y principales de sangre (A, B, AB, O) que están determinados por la presencia o ausencia de ciertos antígenos que utiliza nuestro organismo para reconocer a los glóbulos rojos como propios, según la Cruz Roja Americana. En Estados Unidos, alrededor del 45% de las personas son O+ u O-. Eso significa que más de la mitad de la población tiene un tipo de sangre A, B o AB.
No es la primera vez que se relaciona el factor sanguíneo con el riesgo cardíaco: un estudio de 2015 encontró que las personas con un tipo de sangre A tenían colesterol más alto que otros tipos de sangre. Pero la causa biológica de este aumento no se ha podido explicar.
Por eso, los investigadores holandeses analizaron los datos de más de 1,3 millones de personas. Y encontraron que el vínculo, aunque pequeño, existe.
"Hallamos que tener un grupo sanguíneo A, B, o AB, se asocia con un 9% más de riesgo de eventos coronarios y un 9% más de riesgo de eventos cardiovasculares, especialmente infarto de miocardio (ataque cardíaco)" dijo Kole.
Ese es un aumento de riesgo bastante pequeño desde la perspectiva de un individuo, pero sobre una población completa, puede hacer la diferencia, y el equipo ahora está tratando de descubrir qué podría estar impulsando la correlación.
"En el futuro, el grupo sanguíneo debería considerarse en la evaluación de riesgos para la prevención cardiovascular, junto con el colesterol, la edad, el sexo y la presión arterial sistólica", declaró la investigadora principal.
Otros factores de riesgo que sí puedes controlar
La buena noticia es que incluso si tu tipo de sangre contribuye a un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, existen factores de riesgo mucho más importantes que los médicos ya conocen y que se pueden controlar activamente.
"La mayoría de la estimación de riesgo de una persona está determinada por edad, la genética (antecedentes familiares y etnia) y otros factores de riesgo modificables como la dieta, el peso, el nivel de actividad física, el tabaquismo, la presión arterial, el colesterol y la diabetes", dijo Mike Knapton, director médico de la British Heart Foundation, al conocer los datos del estudio.
"Las personas con un tipo de grupo sanguíneo no O, deben seguir los mismos pasos que cualquier persona que desee reducir el riesgo de eventos cardiovasculares: mejorar su dieta, peso, nivel de actividad física y no fumar, y cuando sea necesario, controlar la presión arterial, el colesterol y la diabetes" concluyó.