Casi todos nos hemos sentido mal en algún momento de nuestras vidas por pensar que tenemos algún aspecto negativo de nuestra personalidad, habilidades o apariencia física y eso puede afectar nuestra autoestima.
En realidad hay muchos aspectos en los que podemos calificarnos de manera positiva, neutra o negativa; pero su influencia es mayor o menor dependiendo de qué tan importante es para nosotros esa característica que estamos valorando.
Cuando la autoestima decae
Si se valora como importante ser un excelente gimnasta y no se tiene grandes habilidades en ese sentido, te arriesgas a sentir frustración por no alcanzar los logros imaginados, te sientes poco dotado y la autoestima decae, haciéndote sentir triste e incapaz.
Cuando se tiene una autoestima alta
Si por el contrario no valoras tanto el ser un gimnasta y te enfocas en otra actividad como ser buen escritor, y te satisface como lo haces, no te importara como te desempeñas como gimnasta, e incluso podrás bromear con lo torpe que pudieras ser dando volteretas o parándote de manos.
Si tu imagen corporal es sensible a la opinión de los demás...
El ejemplo anterior es válido con la imagen corporal, si te enfocas mucho en ella hasta el punto que tu valor depende y es definido por tus características físicas, entonces tu autoestima será muy sensible a la opinión de los demás, no tomarás en cuenta otros aspectos de tu vida, como el intelectual, tu personalidad, tu creatividad o alguna habilidad.
La verdad es que una persona no está definida por su aspecto físico. Probablemente el efecto del contenido que domina en los medios de comunicación audiovisuales es importante en esta manera tan distorsionada y superficial de definir a las personas.
Incluso si sólo valoramos nuestro aspecto físico, algunas partes de nuestro cuerpo nos pueden gustar, otras nos serán neutras y otras que nos disgustan.
Al evaluarnos seamos más equilibrados, apreciemos las partes positivas y si podemos mejorar las negativas intentamos cambiarlas, pero que nuestra vida no se reduzca a un abdomen plano o una nariz perfilada.
La imagen corporal se fundamenta en los pensamientos y sentimientos que tienes sobre cómo se ve tu cuerpo.
Baja autoestima
La autoestima se vincula con cuánto te gustas a ti mismo. Si te obsesionas y descalificas por tu aspecto físico aumentan la probabilidad de vivir insatisfecho, con una baja autoestima, inseguro de tu atractivo y con predisposición a problemas de ansiedad, depresión y trastornos alimentarios.
Valorarnos de forma integral
No sólo somos cuerpos con una forma, tenemos cuerpos que funcionan, mentes que aprenden, piensan, sienten, se comunican y crean.
Dependiendo de dónde ponemos la atención y cómo valoramos estos distintos aspectos que creemos que nos caracterizan, se refleja en el cómo nos sentimos y apreciamos.
Dado el impacto que ejerce sobre nuestra propia estima los conceptos e ideas que tenemos sobre nosotros, lo más práctico y beneficioso es elegir las ideas que promovemos de manera consciente.
Alimentemos las imágenes e ideas que nos hagan sentir bien, que nos den satisfacción y alegría que nos reconcilien con nosotros mismos. De esta forma podremos tener una buena imagen de nosotros mismos.