Miles de personas están muriendo a diario en todo el mundo por complicaciones de COVID-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus. Y una de las situaciones más disfuncionales que genera es la desgarradora realidad de que no se puede despedir apropiadamente al ser querido.
Las medidas de distanciamiento social han impactado profundamente en tradiciones arraigadas como la misa católica o la shiva judía. Todas las formas de funeral implican el encuentro con familiares, amigos, colegas, abrazo y apretones de manos. Costumbres que hoy están vedadas, al menos en sus formas originales.
Pero esta crisis de salud pública no solo está alterando la ceremonia de la despedida, sino también el proceso que muchas veces implica perder a un ser querido.
Este quiebre emocional es particularmente fuerte en la comunidad hispana, en la que en muchos casos varias generaciones conviven bajo un mismo techo, y la pérdida, el espacio vacío del difunto, es muy difícil de llenar.
En otros casos, las familias están dispersas en varias ciudades y países, y la imposibilidad de viajar o acercarse de alguna manera al ser querido, vuelve el duelo más imposible de sobrellevar.
Como indica un artículo de la American Psychological Association (APA), el acto de decir adiós a menudo comienza mucho antes de un funeral o entierro.
Para muchas personas, los días y horas al final de la vida de un ser querido son especialmente conmovedores.
"Normalmente, podemos tomar la mano de la persona, tener conversaciones significativas, afirmar el vínculo, hacer las paces", dice el doctor Robert Neimeyer, director del Portland Institute for Loss and Transition, y profesor emérito de psicología en la Universidad de Memphis, en el artículo de la APA.
Agrega que poder practicar estos simples rituales, ayuda a minimizar el golpe que significa una pérdida.
Ahora, ante una emergencia por COVID-19, que en gran parte de los casos implica una crisis respiratoria, tal vez llega la ambulancia, se lleva al paciente, y la familia ya no vuelve a ver.
Si el paciente queda internado en cuidados intensivos no se permite verlo, ni tener, obviamente, ningún tipo de contacto físico. Hay relatos de familias que no han podido siquiera recuperar el cuerpo del ser querido. Darle adecuada sepultura.
Con estas estrictas medidas de aislamiento en la mayoría de los hospitales, las personas se están perdiendo esas despedidas finales.
Eso es cierto cuando las personas mueren por COVID-19, pero también por causas más familiares, como ataques cardíacos o cáncer. Si bien es fundamental para frenar la propagación de la enfermedad, esas medidas también dificultan que los dolientes se unan para llorar juntos, tomarse las manos.
Algunas personas han comenzado a llenar ese vacío con shivas y funerales virtuales, pero la tecnología es un sustituto frío del abrazo en persona.
Cuando las personas no están físicamente presentes para despedirse y llorar con otros dolientes, es más probable que experimenten una sensación de pérdida ambigua
Psicólogos dicen que ante esta nueva realidad hay que encontrar otras maneras de honrar al fallecido, un trabajo que podría unir a líderes religiosos, funerarias y también terapeutas.
El riesgo de no consolidar nuevas estructuras de contención de este tipo de dolor: que se desarrolle un trastorno de duelo prolongado.
Que es el trastorno de duelo o dolor prolongado
El dolor prolongado es un dolor intenso diferente a la depresión. Se caracteriza por una sensación de dolor combinada con anhelo y tristeza persistentes, todo anclado en el recuerdo del difunto. De alguna manera es la incapacidad de aceptar la pérdida.
A diferencia de las personas con depresión, que suelen sentir que sus emociones han sido silenciadas, las que padecen un dolor prolongado, experimentan una exacerbación de sus sentimientos, y un intenso anhelo por el ser que se fue.
Sin reconocerlo como problema y abordar un tratamiento, el duelo prolongado aumenta el riesgo de adicciones, trastornos del sueño, deterioro del funcionamiento inmune y hasta pensamientos suicidas.
Los factores de riesgo para sufrir el trastorno de duelo o dolor prolongado incluyen aislamiento social, justamente lo está viviendo a distintos niveles gran parte de la población mundial,
También inseguridad, ansiedad y experimentar una pérdida repentina e inexplicable. "Las circunstancias bajo las cuales ocurren las muertes ahora, con muchos problemas de vínculossin resolver, representan una tormenta perfecta para producir un dolor complicado", dice la experta Kristen Weir en otro artículo de la APA.
Despedida diferente
Como resultado de este abrupto cambio de reglas, las funerarias están ofreciendo funerales virtuales. Sitios web como eCondolence.com y shiva.com están experimentando una dramática demanda de servicios online.
Algunos cementerios permiten servicios en pequeños grupos, pero respetando la distancia social de 6 pies (1.82 metros)
Los que también deben respetar extremasmedidas de precaución y protección son los empleados de las funerarias que preparan el cuerpo.
Aunque no se sabe cuánto puede permanecer el nuevo coronavirus en un cuerpo muerto, se deben tomar recaudos para evitar cualquier tipo de propagación.
Fuentes: APA, CDC