En un estudio publicado en el Journal of the American Geriatrics Society que incluyó a un grupo racial y étnicamente diverso de 159,255 mujeres, los niveles más altos de optimismo se asociaron con una vida más larga y una mayor probabilidad de vivir más allá de los 90 años.
Los investigadores encontraron que el vínculo entre el optimismo y la longevidad, que estudiaron en este grupo por dos décadas, era evidente en todas las demografías, y que los factores del estilo de vida representaban casi una cuarta parte de la asociación entre el optimismo y la esperanza de vida.
"Aunque el optimismo en sí mismo puede estar modelado por factores sociales estructurales, nuestros hallazgos sugieren que los beneficios del optimismo para la longevidad pueden mantenerse en todos los grupos raciales y étnicos", dijo la autora principal Hayami K. Koga, de la Escuela T.H Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard.
“El optimismo puede ser un objetivo importante de intervención para la longevidad en diversos grupos”, agregó Koga.
El optimismo es una característica de personalidad que en parte se hereda (entre el 23 y 32%), estudios científicos han demostrado que es un sentimiento que puede alcanzarse con, por ejemplo, técnicas de escritura o estrategias cognitivas y de comportamiento.
Un optimista se define como una persona que, en general, tiene expectativas positivas ante situaciones o el futuro, que espera que pasen cosas buenas. A veces, las personas negativas piensan que los optimistas son "ingenuos" ante la realidad de la vida. No es así.
Las mujeres del estudio, de entre 50 y 79 años, que trabajaron su optimismo, o que ya lo eran, tuvieron una extensión de su esperanza de vida en promedio de 2.4 años. Para las hispanas fue de 2 años (aunque en número estuvieron menos representadas en el estudio). Para las blancas no hispanas fue de 2.5.
Esta nueva investigación de alguna manera completa el círculo de otros trabajos, que ya habían concluido que las personas optimistas tenían menos riesgo de desarrollar condiciones médicas crónicas —lo que de por sí prolonga la vida— y de muerte prematura.
Además, los optimistas tienen la capacidad de reaccionar de manera positiva ante una crisis, mientras que los pesimistas tienen más probabilidades de estresarse por eventos menores, y que son más propensos a tener problemas para responder al estrés cuando éste se presenta.
Aunque queda mucho por descubrir sobre los misterios del optimismo, una cosa es clara: poseerlo como un rasgo de personalidad puede no solo ayudar a vivir más, sino a tener una mejor calidad de vida.
Para alcanzar un buen grado de optimismo, la terapeuta Tchiki Davis recomienda en un artículo en Psychology Today:
1. Elige tu propia versión de optimismo
No hay necesidad de ser optimista todo el tiempo en cada escenario (esto es imposible). En su lugar, puedes intentar incorporar lentamente nuevas ideas optimistas en tu propia visión del mundo, de una manera que te resulte auténtica.
2. Comienza a cuestionar los pensamientos pesimistas
A veces nos decimos a nosotros mismos que nuestros pensamientos pesimistas son pensamientos realistas. Pero recuerda, los pensamientos no son hechos. Si te encuentras sumido en una negatividad, trata de hacer una pausa y cuestionar tus pensamientos.
3. Rodéate de optimistas
Estar rodeado de personas que son optimistas puede ayudarte a aprender nuevos trucos y descubrir cómo otros encuentran lo positivo incluso en situaciones negativas. Simplemente estar cerca de un optimista puede hacernos más optimistas. Como si el optimismo fuera contagioso.
4. No fuerces el optimismo
Volverse más optimista es como cualquier nuevo hábito: requiere motivación y práctica. Puede sentirse un poco antinatural al principio (como andar en bicicleta o patinar). Así que pruébalo cuando te sientas cómodo, pero no te preocupes por salir demasiado de tu zona de confort al principio. A veces implica un poco de esfuerzo pero puede lograrse.