La violencia acostumbra a engendrar violencia, ya sentenciaba en la antigüedad el dramaturgo griego Esquilo de Eleusis. Según una reciente investigación, publicada en The Journal of Pediatrics, los niños que recibieron nalgadas o castigo corporal tienen más probabilidades de extender ese abuso a su vida en pareja.
"Entrevistamos a 758 jóvenes, de entre 19 y 20 años de edad, y les preguntamos con qué frecuencia les habían dado nalgadas, abofeteado o golpeado con algún objeto como forma de castigo cuando eran más pequeños. Aquellos que dijeron que habían experimentado castigo corporal eran más propensos a haber cometido recientemente violencia con su pareja", dijo el autor principal del estudio, Jeff Temple, profesor de psiquiatría en el Centro Médico de la Universidad de Texas.
El sesenta y ocho por ciento de los participantes informaron haber experimentado violencia corporal cuando eran niños, y el 19% admitió extender esa violencia con su pareja.
Aunque reportes anteriores han demostrado que en Estados Unidos los azotes o nalgadas han declinado desde la década de los 70, muchos padres todavía consideran que se trata de una forma aceptable de castigo. Un estudio del año 2010 de la Universidad de Carolina del Norte reveló que casi el 80 por ciento de los niños de preescolar de EE.UU. recibió nalgadas.
Espiral de violencia
Los autores señalaron que los hallazgos de la investigación muestran que el castigo corporal infantil se asoció con la perpetración de la violencia durante el noviazgo entre adultos jóvenes, incluso después de controlar varias variables demográficas. Así, este estudio se suma a la creciente literatura que demuestra los resultados perjudiciales asociados con el castigo corporal durante la infancia.
"Si bien no podemos decir que las nalgadas causan violencia posterior, se entiende que si un niño aprende que el castigo físico es una forma de resolver el conflicto, puede llevarlo a conflictos con parejas íntimas posteriores", dijo Temple en una declaración.
Salud mental
Un estudio anterior de la Universidad de Michigan había señalado que recibir nalgadas durante la infancia puede conducir a una serie de problemas de salud mental en la edad adulta. La violencia causada por las nalgadas puede llevar a los adultos a sentirse deprimidos, intentar suicidarse, beber en exceso o usar drogas ilegales.
La investigación utilizó datos del estudio previo "Experiencias Adversas de Infancia (ACE)" de los CDC-Kaiser, donde más de 8,300 personas, de 19 a 97 años, completaron auto informes mientras realizaban controles de salud de rutina.