Sarah Murnaghan empieza a enfrentar el desafío de adaptarse a los pulmones de adulto que le han trasplantado, y su familia tiene muchas esperanzas en su recuperación.
Después de haber sido operada, a la niña la llevaron a un estado de coma inducido para permitir que su cuerpo descanse del trasplante, según indicaron los médicos.
Aunque todavía no puede hablar, Sarah asiente con la cabeza para responder a algunas preguntas, declaró un vocero familiar.
La lucha de su familia para que los niños tengan prioridad en la lista de los trasplantes de órganos de adultos generó un debate público en Estados Unidos, porque la ley exigía que debían ser mayores de 12 años. Pero finalmente, por la orden de un juez, la niña recibió la donación de pulmones de un adulto.
Y con la historia de Sarah, algunas cosas cambiaron: en junio, el Comité Ejecutivo de la Red de Obtención de Órganos y Trasplantes (OPTN, su sigla en inglés) aprobó una medida con vigencia de un año para que los niños menores de 12 años tengan prioridad en el caso de trasplantes de pulmones adultos.
Los donantes de órganos de adultos son más numerosos: sobre 1,700 pulmones disponibles en 2012, sólo 20 provenían de donantes infantiles.
En este momento, cerca de 1,700 personas en todo el país están en la lista de espera para recibir una donación de pulmón, entre ellos, 30 niños de 10 años o menos, informó la OPTN.
Sarah padece de fibrosis quística (FQ), una enfermedad hereditaria de las glándulas mucosas y sudoríparas. Afecta principalmente a los pulmones, el páncreas, el hígado, los intestinos, los senos paranasales y los órganos sexuales.
La FQ hace que el moco sea tan espeso y pegajoso que tapona los pulmones y causa problemas respiratorios, facilitando el crecimiento bacteriano. Eso puede conducir a infecciones repetidas y daños pulmonares, informa la Biblioteca Nacional de Medicina.
Debido a esa condición, la pequeña ha pasado gran parte de su vida internada, pero su estado de salud empeoró este año luego de que sus pulmones se deterioraron más rápido de lo esperado.
Hasta que recibió el trasplante, Sarah había pasado 18 meses en la lista de espera para recibir una donación de pulmones. Ahora comienza una nueva etapa: “no buscamos lo fácil, sabemos que no lo es, buscamos lo posible”, dijeron sus padres en un comunicado.