El sobrepeso y la obesidad se han triplicado desde los años 70´s, su asociación con enfermedades metabólicas, cardiovasculares, neoplásicas y otras ha hecho que su prevención y tratamiento sea un reto de salud pública importante.
Estas enfermedades que en décadas anteriores se consideraban exclusivas en adultos, en la actualidad también están presentes en los niños. Además de mermar su salud, la obesidad en niño puede afectar su desempeño escolar.
En los últimos años se ha visto un incremento de obesidad en niños entre los 2 a 5 años de edad en EE.UU.
¿Pero, qué se puede hacer para evitar que en futuras generaciones se padezcan estas enfermedades?
Con frecuencia se confunde sobrepeso con obesidad.
La obesidad es en definición un exceso de grasa corporal. Por lo general en la actualidad se usa como herramienta el índice de masa corporal (IMC) como referencia para determinar el exceso de peso, sin embargo éste no considera la grasa corporal. Por lo que el IMC, sólo debe utilizarse como un indicador general.
El IMC se consigue al dividir el peso de un individuo entre su estatura en metros al cuadrado, es un indicador de bajo costo y fácil determinación lo que lo hace una herramienta útil más no precisa en el ámbito de consultas ambulatorias.
Diagnóstico de obesidad en niños
Para un diagnóstico preciso de obesidad en niños se debe consultar a un Pediatra.
En algunos Programas de salud escolares en EE.UU. suelen utilizar el IMC para detección de sobrepeso y obesidad y se envían informes y recomendaciones a los padres de familia.
Sin embargo, se recomienda para un diagnóstico de obesidad certero que se acuda a un Pediatra.
Como práctica de salud pública se recomienda que en toda consulta o visitas "del niño sano" se mida el peso y la talla para determinar el IMC de todos los pacientes de 2 a 20 años de edad.
A nivel estadístico los lineamientos de los Centers for Disease Control (CDC), determinan que una persona tiene sobrepeso cuando la cifra de su IMC se encuentra por arriba del percentil 85 pero no sobrepasa el 95 percentil en comparación con personas de su mismo género y edad, por lo que aquellos niños y jóvenes que se encuentran por arriba del 95 percentil tienen obesidad.
Para poder prevenir la obesidad infantil es necesario comprenderla, ya pasaron algunos años desde que se ha dejado de creer que la obesidad es ocasionada únicamente por una ingesta excesiva de alimentos.
Si bien la obesidad es resultado de un desbalance entre las calorías que son ingeridas y aquellas que son consumidas, actualmente se cree que los niños que padecen obesidad cuentan con factores de riesgo como una mala dieta, la falta de actividad física o el sedentarismo, entre otros.
Sin embargo, estos factores de riesgo son en gran medida moderados por la familia, es decir que si los padres tienen una alimentación inadecuada pueden inadvertidamente propiciar el desarrollo de obesidad en sus hijos.
También se cree que factores ambientales como las políticas públicas, el acceso a espacios adecuados para practicar ejercicio y la promoción de un estilo saludable juegan un papel en la prevención de la enfermedad.
Un trabajo en conjunto integral de la familia, el personal de salud y las instituciones gubernamentales mediante la prevención son el mejor tratamiento para la obesidad infantil.