Amenaza oculta para la salud: plomo en la comida

La comida es una fuente significativa y sorprendente de exposición de los niños pequeños al plomo, así lo señala un informe del Enviromental Defense Fund (EDF).

En un análisis de 11 años de datos federales, el EDF halló niveles detectables de plomo en el 20% de 2,164 muestras de alimentos para bebés. El metal tóxico se encontraba más comúnmente en jugos de frutas como uva (89%) y manzana (55%), vegetales de raíz como papas dulces (86%) y zanahorias (43%), y en galletas de arruruz (64%) y galletitas para la dentición (47%).

Los niños son más sensibles que los adultos a la intoxicación con plomo

Las versiones de alimentos para bebés de manzana y jugo de uva y de zanahorias tenían muestras con plomo detectable con mayor frecuencia que las versiones regulares. Las muestras estudiadas no fueron identificadas por marca, y se cree que los niveles de plomo son relativamente bajos.

El EDF evaluó los datos recopilados y analizados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) desde 2003 a 2013 como parte del Estudio de la Dieta Total (TDS). Desde los años setenta, el TDS ha rastreado metales, pesticidas y nutrientes en los alimentos. Si bien evalúa todos los tipos de alimentos recogidos por la FDA, el foco son los alimentos para bebés porque es la población más vulnerables al plomo.

La preocupación por los jugos de frutas se disparó en 2012 cuando Consumer Reports encontró que 1 de cada 4 muestras de jugos de manzana y uva tenían niveles de plomo más altos que el límite de agua embotellada impuesto por la FDA de 5 ppb.

¿Cómo puede afectar a la salud el plomo?

La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) informa que la exposición al plomo puede ocurrir al respirar aire o polvo en el lugar de trabajo, o al consumir alimentos o agua contaminados.

Los niños pueden exponerse al ingerir pedazos de pintura seca que contiene plomo o al jugar en suelo contaminado. El plomo puede dañar el sistema nervioso, los riñones y el sistema reproductivo.

Los niños son más sensibles que los adultos a la intoxicación con plomo. Un niño que traga cantidades altas de plomo puede desarrollar anemia y sufrir serios dolores de estómago, debilidad muscular y daño cerebral. Si un niño traga cantidades de plomo más bajas, los efectos sobre el sistema nervioso y la sangre serán de menor gravedad pero puede afectar su desarrollo mental y físico.

Recomendaciones

El informe del Environmental Defense Fund señala que se necesita más investigación sobre las fuentes de contaminación y recomienda que los padres de niños pequeños deben consultar con el pediatra de su hijo para aprender sobre todas las formas de reducir la exposición al plomo.

También, deben informarse con sus marcas favoritas para preguntar si la empresa realiza pruebas regulares de sus productos para el plomo y asegurarse que, especialmente en alimentos para bebés, haya menos de 1 partes por billón (ppb) de plomo en los alimentos y jugos que venden.