Los conflictos entre los padres se pueden reflejar negativamente en los hijos, quienes corren un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental a futuro. Pero este efecto podría revertirse cuando en el hogar son varios hijos y hay una fuerte relación entre los hermanos.
Un nuevo estudio longitudinal dirigido por investigadores de las universidades de Rochester, Nebraska-Lincoln y Notre Dame encontró que los adolescentes que presenciaron altos niveles de discordia parental tuvieron respuestas de angustia un año después, y esas mismas respuestas se relacionaron a problemas de salud mental, al siguiente año. Sin embargo, cuando estos adolescentes tenían fuertes relaciones con sus hermanos, estaban protegidos de experimentar la angustia.
Los investigadores analizaron a 236 adolescentes y sus familias, reclutados a través de distritos escolares locales y centros comunitarios en el noreste de Estados Unidos y en una pequeña ciudad en el medio oeste. Se les hizo seguimiento durante tres años con mediciones en tres intervalos: cuando sus hijos tenían 12, 13 y 14 años. El método de estudios se basó en observaciones, entrevistas semiestructuradas con las madres sobre la relación de los hermanos de más edad y encuestas.
El autor principal de la investigación, Patrick Davies, explicó que en principio podría pensarse que los niños estarían usando a sus hermanos como fuentes de protección y apoyo emocional, es decir, como figuras de apego. Pero el profesor de psicología en la Universidad de Rochester cree que "si esta fuera la razón principal de los efectos protectores, se podría esperar que los hermanos menores se beneficien significativamente más de poder acceder al apoyo de un hermano mayor que sea más capaz de servir como fuente de apoyo”. Y este no fue el caso.
El efecto positivo de tener hermanos
Davies y su equipo atribuyen el resultado a que los hermanos cumplen funciones similares a las de los compañeros: pueden participar en actividades conjuntas, como los deportes, y llevarlos a entornos y relaciones fuera de la familia que los ayudan a distraerse de la angustia causada por los conflictos graves.
"Mostramos que tener una buena relación con un hermano o hermana redujo la mayor vulnerabilidad para los jóvenes expuestos a conflictos entre sus padres al disminuir sus tendencias a experimentar angustia en respuesta a desacuerdos posteriores entre sus padres", explicó el investigador.
Una buena relación entre hermanos se caracteriza por la calidez, la cercanía y la resolución de problemas, y muestra bajos niveles de antagonismo, conflicto y desapego, de acuerdo a la investigación. Davies agrega que los hermanos también pueden hacer comentarios correctivos y llegar a ser “una caja de resonancia” para sus percepciones sobre la vida familiar.
A partir de este análisis, que fue financiado por el Instituto Nacional de Salud Mental, se pueden emprender otros estudios para traducir estos resultados en intervenciones eficaces. Investigar si los hermanos sirven como figuras de apego protectoras o si la calidez compartida ayuda a desarrollar un sentido de solidaridad que protege contra experimentar problemas en los hogares de alto conflicto serían las posibles líneas de investigación.
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