Murió a causa de colangiocarcinoma el actor islandés Stefán Karl Stefánsson, quien por más de una década interpretó el personaje del Robbie Rotten, el villano de la popular serie de televisión infantil Lazy Town.
La noticia fue confirmada por su esposa, Steinunn Ólína, en Facebook el 21 de agosto del 2018.
“Mi amado, Stefan Karl Stefansson, de 43 años, falleció después de haber luchado contra el cáncer agresivo de vías biliares durante dos años. Por deseo de Stéfan, no habrá funeral. Sus restos terrenales se dispersaran en secreto en un océano distante”, escribió Ólína.
Stefánsson fue diagnosticado con colangiocarcinoma –también conocido como cáncer de vías biliares– en septiembre del 2016 y se sometió a una cirugía en 2017 para removerlo.
El actor compartía su progreso médico a través de las redes sociales, en especial en Instagram. Aunque todo parecía haber estado bajo control, el actor anunció a principios de este año que su lucha contra el cáncer no había terminado –él había sido diagnosticado con colangiocarcinoma nuevamente– y que se iba a someter a otro tratamiento, informó The Guardian.
“Hoy el mundo es más pobre. Stéfan, un gran talento y un ser humano falleció. Mis condolencias van a sus amigos y familiares. LazyTown estará vacío sin ti”, escribió en su cuenta de Instagram el creador del programa Lazy Town, Magnús Scheving, quien también interpretó el personaje de Sportacus en la exitosa serie.
Stefánsson comenzó su carrera en el teatro. Después de graduarse de la escuela de drama, el actor ingresó al Teatro Nacional de Islandia, donde fue aclamado por los críticos como uno de los actores más versátiles y completos de su generación, según IMBD.
Fue invitado a participar en la obra de teatro Lazy Town, donde él creó el personaje de Robbie Rotten. Cuando la producción decidió hacer su transición a la pantalla chica, el fue obviamente escogido para interpretar el mismo personaje.
Lazy Town se transmite actualmente en 103 países alrededor de los 5 continentes.
¿Qué es colangiocarcinoma?
Es un cáncer poco común que afecta a las vías biliares y se desconoce la incidencia real porque es difícil diagnosticarlo con precisión. Se estima que sólo 2 de cada 10,000 personas son diagnosticadas con este tipo de cáncer.
“Alrededor de 50 % de los colangiocarcinomas surgen en conductos biliares ubicados en la región perihiliar, 40 % en la región distal extrahepática y 10 % en la región intrahepática”, informa el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU. (NIH).
Los síntomas incluyen escalofríos, heces de color arcilla o barro, fiebre, pérdida de peso, amarillamiento de la piel, inapetencia, picazón y dolor en el cuadrante superior derecho del abdomen que puede irradiarse a la espalda.
El Instituto Nacional del Cáncer informa que la mayoría de los cánceres de vías biliares son multifocales (más de un tumor), lo que significa que la extirpación quirúrgica es casi imposible. En caso de que el tumor sea demasiado grande, es posible extirpar todo el hígado y será necesario un trasplante de este órgano.
La enfermedad es incurable, pero diferentes medidas paliativas, como la resección, la radioterapia o la implantación de endoprótesis, tal vez ayuden a mantener un drenaje biliar adecuado y a mejorar la calidad de vida.
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