La sonrisa del actor y comediante Robin Williams se ha apagado para siempre. El artista estadounidense de 63 años fue encontrado sin vida en el interior de su casa ubicada en Tiburón, al norte de California.
Según dio a conocer el teniente Keith Boyd, subjefe de la policía de Marin, la esposa del actor salió por la mañana de la casa pensando que aún dormía, pero cuando su asistente lo fue a visitar a su cuarto lo encontró vestido, en posición sentada y con una cuerda alrededor del cuello. Además, presentaba cortes superficiales y agudos en las muñecas.
Luego de practicarle el examen preliminar forense éste arrojó varias pistas que el artista se asfixió. Sin embargo, la investigación aún no concluye pues todavía hacen falta las pruebas toxicológicas.
De acuerdo con Max Buxbaum, la representante de Williams, el deceso se habría debido a que Robin “había estado combatiendo una severa depresión. Es una pérdida trágica y repentina. Respetuosamente, la familia pide privacidad durante el duelo mientras se enfrenta este momento difícil”, explicó.
En tanto, Susan Schneider, viuda de Williams ha declarado: “Esta mañana he perdido a mi marido y mejor amigo, mientras que el mundo perdió a uno de los artistas más queridos y uno de los más hermosos seres humanos. Estoy totalmente desconsolada”.
Este hecho se presenta apenas un mes después que el artista ganador del Oscar anunciara que había regresado a un programa de rehabilitación para tratar de seguir en sobriedad, ya que durante muchos años, los problemas con la bebida lo habían perseguido.
Sin embargo, el alcoholismo no era su único “talón de Aquiles”. En la década de los 80 también experimentó problemas con el consumo de cocaína. Y es que a lo largo de muchos años varios fantasmas persiguieron al intérprete de Mrs. Doubtfire, quien decidió recurrir a una solución definitiva para sus problemas temporales.
El suicidio es la onceava causa de muerte en el país, según el Instituto Nacional de Salud Mental.
El problema de esta situación es que ha ido en aumento. De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) entre 1999 y 2010 hubo un incremento de 13.7 a 17.6 suicidios por cada 100,000 habitantes, es decir, un 28% más de casos.
Algunos factores, como una ruptura traumática de una relación sentimental, una fuerte pelea con un padre, un embarazo no deseado, ser rechazado o ser objeto de malos tratos podría derivar en que una persona se sienta profundamente alterada o desesperada. A menudo, una situación como ésta, añadida a una depresión preexistente, es la gota que acaba derramando el vaso. Algo como lo que pudo terminar con la existencia de Williams.
