A comienzos de 2015 la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) recibió presiones para que aprobara la comercialización de la píldora rosa que promete reavivar la libido femenina.
La acción fue iniciada por el laboratorio que desarrolló la droga, Sprout Pharmaceuticals, junto con algunas organizaciones de mujeres. Uno de los argumentos que esgrimieron fue que la FDA tenía “preferencias de género” ya que la entidad aprobó el Viagra y otras 25 marcas de fármacos para impulsar la sexualidad masculina, y ninguno para el género femenino.
“Las mujeres esperaron demasiado”, declaró la entidad Even the Score en una petición on line a través de change.org que logró reunir más de 40,000 firmas. "En 2015, la igualdad de género debería ser algo habitual en lo que se refiere al acceso a tratamientos para la disfunción sexual", proclamaban en la solicitud para que la FDA apruebe finalmente el medicamento.
Una vocera de la FDA explicó que la agencia rechazó enfáticamente los reclamos por diferencia de género. De hecho, en 2012 la agencia definió el tema de la disfunción sexual femenina como una prioridad. Y respecto de las 26 medicamentos para la disfunción masculina, ninguno fue aprobado para tratar el bajo deseo sexual, ya que el Viagra solo mejora el flujo de sangre hacia el pene para permitir la erección.
Sobre la acusación de sexismo, la entidad recordó que aprobó un medicamento para mujeres posmenopáusicas, el ospemifene, para tratar el dolor que sobreviene a algunas personas durante las relaciones sexuales.
El llamado "Viagra femenino" o la droga cuestionada dos veces por la FDA es la flibanserina, una medicación para tratar el desorden hipoactivo del deseo sexual (HSDD por sus siglas en inglés) en mujeres premenopáusicas. Actúa alterando la química del cerebro para incrementar la producción de dopamina, responsable de la excitación sexual, y disminuyendo la de serotonina, reguladora de la saciedad y la inhibición sexual.
La flibanserina fue rechazada en 2010 y 2013 por la FDA, aduciendo que su efectividad era muy reducida y tenía efectos colaterales como somnolencia, mareos y nauseas. En 2013 el l laboratorio recibió una carta de la FDA requiriendo más ensayos clínicos. Sprouts Pharmaceuticals realizó las pruebas pedidas, volvió a presentar la solicitud, y en marzo de 2015 los consejeros de la entidad gubernamental consideraron si finalmente la flibanserina podría ser aprobada.
Thea Cacchioni, profesora de Estudios de la Mujer en la Universidad de Victoria en British Columbia, sostuvo que no hubo sexismo al negar la aprobación de la droga; esto solo ocurrió porque carece de un adecuado beneficio en comparación al riesgo que implica su consumo.
Leonore Tiefer, psicóloga de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York declaró no estar de acuerdo con el intento de Sprout y sus aliados de convertir la falta de deseo en un problema médico tratable con drogas. En su opinión, en la mayoría de los casos el problema es psicológico y de relación.
Sin embargo algunos expertos sostienen que la falta de deseo sexual causa un distrés emocional que interfiere con los vínculos. Por eso muchos pacientes tienen temor de perder a sus parejas, cuando notan desinterés a la hora del sexo.