Hace más de 3,000 años los egipcios consideraban a la caléndula una planta milagrosa, griegos y romanos la utilizaban con fines medicinales. Durante la Edad Media, Santa Hildegarda de Bingen (Hildegard von Bingen), abadesa alemana, experimentó con sus propiedades para curar las llagas y otras afecciones de la piel aplicando compresas y fomentos.
De acuerdo con la Dra. Lérida Acosta de la Luz, Directora de Medicina Natural y Tradicional en Cuba en su libro “Proporciónese salud. Cultive plantas medicinales”, la caléndula tiene propiedades antisépticas y cicatrizantes, mismas que estimula la epitelización (acción natural de curación dérmica) y regeneración de la piel dañada, al estimular la producción de glucoproteínas y colágeno, que a su vez ayudan a que la piel sane sin dejar cicatrices.
Los médicos naturópatas recomiendan la caléndula para tratar el acné, la dermatitis y otros problemas relacionados con la piel.
Para borrar cicatrices con caléndula puedes probar con alguna de las siguientes recetas. Necesitas dos cucharadas de pétalos frescos de caléndula y una cucharada de aceite de germen de trigo. Machaca en un mortero los pétalos de caléndula y añade poco a poco el aceite de germen de trigo hasta lograr una especie de pasta. Aplica sobre la zona en la que se encuentra la cicatriz. Deja que actué toda la noche antes de lavar.
Otra opción es preparar una infusión concentrada de caléndula y aplicar fomentos (un lienzo empapado con la infusión) en la zona problema durante la noche. También puedes hacer tu propia crema de cálendula. Para ello necesitas poner a macerar en aceite de oliva, flores frescas o secas de caléndula durante 40 días. Luego de los 40 días, cuela sobre un recipiente que puedas poner a calentar a baño maria y añade cera virgen de abeja. Mezcla perfectamente hasta que se disuelva la cera y luego coloca en otro recipiente con tapa, una vez que se endurezca puedes comenzar a utilizarla.
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