A raíz de un error en un experimento, los científicos descubrieron que la vitamina C o ácido ascórbico, tiene el poder de destruir la tuberculosis (TB), aún las cepas más resistentes a los antibióticos.
Aunque el hallazgo es prometedor, el jefe de la investigación, Doctor William Jacobs, de la Escuela de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva, en Nueva York, dijo que sólo pudieron demostrar esto en pruebas de ensayo, y agregó: "No sabemos si funcionará en animales y humanos".
Aunque Jacobs considera que este descubrimiento puede ofrecer nuevas alternativas para atacar una infección cada vez más difícil de tratar.
El siguiente paso será determinar si un tratamiento que funciona con el mismo mecanismo que la vitamina C, puede servir como un fármaco para tratar la TB en seres humanos.
"Este sería un gran estudio para tomar en cuenta, debido a que tenemos cepas de tuberculosis para las que no hay fármacos y vimos que en el laboratorio las podemos matar con vitamina C, que es barata y segura de usar. Este trabajo nos muestra un nuevo mecanismo que podemos aprovechar para atacar a la TB", declaró Jacobs a BBC Mundo.
La tuberculosis es actualmente la segunda enfermedad infecciosa que provoca más muertes en adultos: por su causa mueren cada año alrededor de 1,7 millones de personas en el mundo. Y sólo es superada por el Sida.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que una tercera parte de la población mundial está infectada por este virus.
Si no recibe tratamiento, cada persona con tuberculosis infecciosa transmitirá la enfermedad a unas 10 a 15 personas cada año, según la OMS.
Tuberculosis en Estados Unidos
Las últimas estadísticas muestran que en 2011 se reportaron 10,521 casos de tuberculosis en EEUU, hubo una reducción de 6.4 % frente a 2010, llegando a 3.4 casos por cada 100,000 personas.
La tuberculosis fármaco- resistente (TB MDR) es la que no responde a dos de los medicamentos más eficaces contra la tuberculosis común: isoniazida y rifampicina. Estos fármacos se consideran de primera elección y se usan para tratar a todas las personas enfermas, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés).