La pandemia de COVID-19 exacerbó lo que ya era una tendencia internacional: el agotamiento físico y emocional (burnout) de los profesionales de salud. Pero no se trata de un cansancio esporádico que pasa con una noche de descanso. Es un síndrome complejo que, indican estudios, afecta a más del 50% del grupo de profesionales, doctores y residentes, cuya misión es tratar y curar a otros.
Esta crisis es de larga data en los sistemas sanitarios, y está relacionada con problemas sistémicos, como los espacios de trabajo caóticos y con la falta de control de la carga de trabajo, con una estructura vertical que pone el peso de la responsabilidad de tomar decisiones, muchas veces relacionadas con la vida y la muerte, en médicos que todavía se están formando. También con tensiones laborales y económicas que los convierten a todos en personas potencialmente exhaustas y con estrés crónico.
Puntos clave
- El agotamiento afecta a todas las especialidades médicas.
- En algunas afecta a cerca del 50% de los profesionales.
- Esto también causa un éxodo de médicos que abandonan la profesión.
La literatura médica indica que, además del cuadro de agotamiento, los síntomas más visibles de este síndrome son:
- Pérdida de empatía, e incluso actitudes negativas, hacia los pacientes.
- Frustración por una sensación persistente de no alcanzar logros personales.
Este agotamiento extremo afecta a todas las especialidades, no solo a aquellas que se consideran más estresantes como la cirugía, el trauma o la anestesiología, y también se presenta en todos los entornos de atención médica, desde consultorios hasta grandes hospitales.
Una investigación reciente realizada en 15 países de Latinoamérica con reumatólogos, una rama de la medicina considerada de bajo riesgo, reveló un porcentaje de agotamiento del 42% al 51%, la mitad de estos especialistas. Este tipo de agotamiento se asoció con una edad más joven, largas jornadas laborales, baja satisfacción, menos felicidad, pensamientos suicidas, ansiedad, ingresos, presencia de comorbilidades y baja autoestima.
Este cuadro endémico que golpea a la fuerza laboral médica no solo impacta en la vida personal del profesional de salud, sino que tiene un efecto dominó: afecta los resultados de salud de los pacientes, a las organizaciones y a los sistemas de atención médica.
Una encuesta entre más de 20,000 médicos en los Estados Unidos comprobó un aumento del agotamiento o burnout del 45% al 60% entre 2019 y 2021.
Otra consecuencia de esta crisis es la de los médicos que dejan la profesión. Un informe producido por Elsevier Health, “Clinicians of the Future”, reveló que el 47% de los trabajadores de salud en los Estados Unidos planea dejar sus trabajos para 2025.
Este éxodo generará un problema derivado: la escasez de profesionales en distintas ramas de la medicina.
Estrategias para abordar esta crisis
Expertos en bienestar médico aseguran que el problema del agotamiento o burnout definitivamente no es una suma de crisis personales sino que es producto de un sistema que necesita cambiar algunas de sus reglas de juego.
La doctora Christine Sinsky, vicepresidenta del área de satisfacción personal de la Asociación Médica Americana (AMA) dice que "si bien el agotamiento se manifiesta en los individuos, se origina en los sistemas. El agotamiento no es el resultado de una deficiencia en la resiliencia de los médicos, sino que se debe a los sistemas en los que trabajan los médicos".
La AMA tiene un plan de recuperación que incluye acciones críticas que se deberían tomar para mejorar el bienestar de los médicos. Entre ellas:
- Evaluar los factores subyacentes del agotamiento.
- Comprender los desafíos únicos para el bienestar del médico y del equipo de atención.
- Reducir los factores de estrés dentro de una organización.
- Iniciar proactivamente programas (como bienestar o redes de colegas) e infraestructura que respalden y promuevan el bienestar.
- Por ejemplo, ofrecer la posibilidad de que los profesionales de salud puedan hacer una evaluación para expresar y compartir sus inquietudes de manera anónima y confidencial.
Así como el caos laboral puede disparar agotamiento crónico, el trabajo en equipo eficiente, la coordinación y distribución equitativa de la carga de trabajo y la valoración del trabajador provocan el efecto opuesto.
La aplicación de estrategias y soluciones que aborden necesidades distintivas puede conducir a cambios positivos, que según la AMA y otras instituciones médicas incluyen:
- Mayor satisfacción del paciente
- Mejor moral
- Mayor calidad de atención
- Reducción de errores médicos
- Mejor reclutamiento y retención
Este artículo se produjo utilizando contenido de estudios e informes originales, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.