El insomnio, o, por el contrario, el sueño excesivo, pueden aumentar el riesgo de varias afecciones crónicas, como diabetes, problemas cardíacos u obesidad. Ahora, un nuevo estudio encontró que también podrían tener graves consecuencias para la comunidad hispana, incrementando las probabilidades de sufrir enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia.
Los investigadores hallaron un vínculo entre el insomnio y el sueño prolongado, es decir, más de nueve horas, con una reducción del funcionamiento neurocognitivo. El doctor Alberto Ramos, autor principal del estudio y profesor asociado de neurología en la Escuela Miller de la Universidad de Miami, explicó "Este hallazgo es particularmente importante porque los hispanos tienen un riesgo significativamente mayor de enfermedad de Alzheimer en comparación con los caucásicos".
Esto puede apreciarse con los hallazgos de otros trabajos, como el publicado en Alzheimer’s & Dementia que calculó la manifestación de una etapa intermedia entre el envejecimiento saludable y la demencia, llamada Deterioro Cognitivo Leve (DCL). Según los autores, aproximadamente un 10% de los adultos hispanos en EE. UU. padece este problema.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el Alzheimer es uno de los tipos más comunes de demencia, y es una de las 10 principales causas de muerte en EE. UU. (la quinta para los mayores de 65 años). Las autoridades informan que en 2014 más de cinco millones de personas tenían esta enfermedad, aunque se espera que el número se duplique para 2060. También se prevé que los hispanos, el segundo grupo racial o étnico de mayor crecimiento en el país, tengan el aumento más significativo.
Por este motivo, Ramos y su equipo esperan que sus descubrimiento faciliten el camino para hallar soluciones o formas efectivas de prevenir este problema. Sus resultados fueron publicados en Alzheimer’s & Dementia.
Peligro de un mal sueño
Los especialistas analizaron diferentes trastornos de sueño entre 16 000 hispanos (cubanos, dominicanos, mexicanos, puertorriqueños y sudamericanos), de los que seleccionaron a 5 247 para realizar pruebas neurocognitivas. La información de los participantes la obtuvieron del Estudio Nacional de Salud de la Comunidad Hispana / Estudio de los Latinos. "Ningún estudio previo utilizó datos de una muestra representativa de hispanos o latinos de EE. UU. para estos múltiples tipos de trastornos del sueño", aseguró Ramos.
Al comienzo del estudios los autores evaluaron a los participantes mediante las pruebas neurocognitivas, para examinar su estado mental, capacidad de aprendizaje, memoria, fluidez verbal y velocidad de procesamiento. Siete años después, fueron puestos a prueba nuevamente.
"Observamos que los períodos prolongados de sueño y los síntomas de insomnio crónico condujeron a la disminución de la memoria, la función ejecutiva y la velocidad de procesamiento", explicó Ramos. Y subrayó: "Esas medidas pueden preceder al desarrollo del deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer".
Los expertos también señalaron que mientras el insomnio afectó más a la memoria, los períodos anormales de sueño lo hicieron sobre las funciones ejecutivas y la velocidad de procesamiento, que básicamente es cómo la mente organiza y comprende la información.
Aquellos pacientes que durmieron menos de seis horas no vieron una disminución en el aprendizaje episódico y la memoria, aunque Ramos dijo que serían más vulnerables a otros problemas de salud como la hipertensión y la obesidad.
Si bien los investigadores esperan que con estos resultados se pueda ayudar a identificar a las personas con mayor riesgo de demencia, aseguraron que aún es demasiado pronto para saber a quién se le diagnosticará síntomas de Alzheimer. Sin embargo, creen que sus hallazgos pueden funcionar como un buen indicador de vulnerabilidad.
Cómo dormir mejor
Los Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) recomiendan los siguientes tiempos para dormir:
- Recién nacidos: entre 16 y 18 horas diarias.
- Niños en edad preescolar: entre 11 y 12 horas diarias.
- Niños en edad escolar: por lo menos 10 horas diarias.
- Adolescentes: entre 9 y 10 horas diarias.
- Adultos (incluyendo adultos mayores): entre 7 y 8 horas diarias.
Según la Asociación Americana del Sueño (ASA), el insomnio a corto plazo afecta aproximadamente al 30% de los adultos en EE. UU., mientras que el insomnio crónico perjudica al 10%. Puedes controlar este problema con las siguientes opciones:
- Deshazte de distracciones como luces brillantes, televisión o computadoras en el dormitorio. Además, no te sientas tentado de usar tu teléfono o tableta justo antes de acostarte.
- Evita comidas y bebidas pesadas por la noche.
- Evita la nicotina y la cafeína, especialmente por la tarde y noche.
- Evita las bebidas alcohólicas antes de acostarte.
- Haz ejercicio con regularidad, pero no demasiado tarde.
- Ve a la cama y despierta a la misma hora todos los días.
- Mantén tu dormitorio con una temperatura fresca.
- No tomes siestas después de las 3 de la tarde.
- Relájate antes de acostarse, por ejemplo, tomando un baño, leyendo o escuchando música suave.
- Si no puedes dormir por 20 minutos, levántate y haz algo relajante.