Para evitar enfermedades es indispensable vigilar la higiene de la cocina. Se puede lograr lavando bien los alimentos antes de cocinarlos, evitando la contaminación cruzada y manteniendo los utensilios, pisos y mesadas lo más pulcros posible. Las esponjas o estropajos de cocina no deben escapar de estos cuidados imprescindibles, en especial si tienen mal olor, ya que es un indicio de contaminación.
Las esponjas o estropajos de cocina se suelen guardar junto al fregadero, que al ser un sitio húmedo favorece la proliferación de microbios, y aumenta el riesgo de diseminar enfermedades. Cuando se lava la vajilla con una esponja contaminada, los microorganismos se esparcen por otras zonas de la cocina, aumentando los focos de peligro.
Hay bacterias como las E.coli que pueden vivir en las esponjas húmedas durante horas e incluso más de un día. Un indicio de que la esponja está contaminada con gérmenes es el mal olor, según se descubrió en un estudio del Departamento de Microbiología y Patología de la Universidad Langone de Nueva York.
Y una investigaciòn realizada por la NSF International, una organización de salud y seguridad pública independiente, comprobó que los estropajos de cocina son los elementos de la casa que más gérmenes albergan. Según sus datos, el 75% de las esponjas evaluadas dio positivo para las bacterias y el 18% tenía gérmenes estafilococos.
El doctor Phillip Tierno, profesor de la Universidad Langone, aconseja desinfectar las esponjas periódicamente para evitar riesgos. El agua y el detergente no son suficientes para matar algunos microorganismos, por eso recomienda sumergirlas durante 10 a 30 minutos al menos, en una solución con una parte de lavandina y nueve de agua y luego dejarlas secar bien.
Otro método es introducirlas en un recipiente con agua en el microondas y calentarlo hasta que el líquido hierva. Y Lisa Yakas, microbióloga del programa de productos al consumidor de NSF aconseja introducirlas en el microondas a temperatura máxima durante 2 minutos, pero no dentro de un recipiente con agua sino mojada previamente y apoyada en un plato. En todos los casos hay que cuidar que la esponja no contenga partes plásticas o metálicas si se la va a desinfectar con este método.
Otro consejo útil es tener dos esponjas e ir rotándolas, dejando secar una mientras se utiliza la otra. Y conviene reemplazarlas por unas nuevas periódicamente, en cuanto la superficie se note ajada o cuarteada.