Una herida es una abertura de la piel, el órgano que se encarga de protegernos de microbios y regular nuestra temperatura.
Es inevitable que de vez en cuando tengamos una herida, ya sea al sufrir un accidente como una caída.
Por eso es importante saber reconocer si es necesario acudir al médico cuando tenemos una herida y los cuidados apropiados para evitar una infección.
Las heridas sanan en etapas, la primera sirve para detener el sangrado: las plaquetas y ciertas proteínas en la sangre forman un tapón que cierra los vasos rotos.
En la segunda etapa el cuerpo envía células de defensa para proteger la herida de infecciones y promover el crecimiento de la piel, sanando alrededor.
Finalmente, se forma una cicatriz, que al inicio puede estar hinchada o roja pero después se asemeja a la piel sana.
¿Cómo evitar que una herida se infecte?
Se deben mantener ciertas precauciones para evitar que las heridas se infecten y sanen con rapidez. Primero debe limpiarse con agua limpia y jabón.
En caso de sangrado se puede hacer presión sobre la herida para detener el sangrado. Si esto no sucede o sale sangre en grandes cantidades debe acudir al servicio de urgencias, pues podría necesitar de puntos.
Una vez que se forme la costra no debe arrancarse, ya que es la capa que evitará que la herida se infecte y permitirá que las células de reparación trabajen.
Si dicha herida es grande, posiblemente necesite cubrirla con un apósito especial (parches que mantienen la humedad, reducen el dolor y previenen el crecimiento de las bacterias).
¿Tomar antibióticos?
Cuando las heridas se tratan con rapidez y de manera adecuada no es necesario utilizar antibióticos.
Para saber si hay infección, los signos son: la herida tiene los bordes negros, se pone roja, caliente o hay salida de líquido amarillento verdoso.
Si tiene dudas sobre la herida o cree que podría estar infectada acuda con su médico para prevenir complicaciones.
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