Cuando se experimenta una herida no sólo hay que preocuparse por la piel o el tejido desgarrado. Y es que en varias ocasiones las infecciones también están a la orden del día, representando una amenaza para la zona afectada y su recuperación.
Con el propósito de identificar el surgimiento de una infección y reducir la incidencia de casos, investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Bath, en Reino Unido desarrollaron un apósito capaz de detectar bacterias en las primeras fases de invasión.
“El apósito detecta cambios en la actividad bacteriana de la herida”, comenta el Dr. Toby Jenkins, coautor de la investigación. “Todas las heridas tienen algunas bacterias mientras que se mantienen bajo control por el funcionamiento inmunitario, pero cuando comienzan a colonizar críticamente la herida los cambios patogénicos pueden resultar”.
De acuerdo con las investigaciones, generalmente las bacterias tienden a vivir en un biofilm, una sustancia viscosa hecha de ADN externo, azúcares y proteínas. Al presentar el apósito, los biofilms reaccionan y éste se vuelve de una tonalidad fluorescente.
Por el momento, el apósito se probó con bacterias causantes de algunas infecciones comunes como E. Coli y S. Aureus, así como con colonias de diferentes edades con resultados positivos.
De hecho, en las pruebas de laboratorio se destacó la efectividad del vendaje para revelar la presencia de bacterias dentro de las cuatro horas de la inoculación inicial. Sin embargo, para casos de un biofilm establecido, la respuesta tardó cuestión de minutos.
El hallazgo del marcador ha puesto a pensar en sus creadores en posibles escenarios en donde podría tener un buen funcionamiento.
“Si se usa apropiadamente, creemos que puede ser utilizado para el diagnóstico precoz de la infección postquirúrgica y por lo tanto en la reducción de la incidencia de la sepsis”, añadió Jenkins.
Aunque tiene un futuro prometedor, el marcador aún no está listo ya que se están trabajando en pruebas de seguridad, en la planeación de una vía de producción y en la planeación de un estudio clínico a tres años.