¿Sabes que tus lágrimas pueden crear electricidad? Una investigación publicada en la revista Applied Physical Letters muestra que la lisozima, una proteína que se encuentra en las lágrimas, en la saliva o en las claras de huevo de los pájaros, puede producir electricidad.
Este descubrimiento puede tener posibles aplicaciones futuros dispositivos médicos. La lisozima en su forma cristalizada puede producir una carga eléctrica, descubrieron los investigadores de la Universidad de Limerick, en Irlanda.
Cuando la proteína fue prensada entre dos láminas delgadas de vidrio, produjo piezoelectricidad, una forma de energía que se produce como un producto de estrés y presión.
La capacidad de generar electricidad mediante la aplicación de presión ya era conocida. El proceso se ha aplicado a materiales como cuarzo para alimentar los resonadores y vibradores en teléfonos móviles, sonares oceánicos profundos e imágenes de ultrasonido. Entre las sustancias que poseen piezoelectricidad están también los huesos, tendones y la madera. Ahora, se agregan también las lágrimas.
¿Qué es la piezoelectricidad?
La piezoelectricidad es un fenómeno que ocurre en determinados cristales que, al ser sometidos a tensiones mecánicas, en su masa adquiere una polarización eléctrica y aparece una diferencia de potencial y cargas eléctricas en su superficie. Los materiales piezoeléctricos son cristales naturales o sintéticos que carecen de centro de simetría.
La propiedad de la piezoelectricidad fue observada por primera vez por los hermanos Pierre y Jacques Curie en 1881 estudiando la compresión del cuarzo. Al someterlo a la acción mecánica de la compresión, las cargas de la materia se separan. Esto propicia una polarización de la carga, lo cual causa que salten chispas.
Beneficios
"Aunque la respuesta no es enorme, es comparable con los materiales eléctricos tradicionales", señaló la física de materiales Aimee Stapleton, una de las autores del estudio.
El beneficio de una fuente de electricidad basada en la biología es que podría utilizarse con mayor seguridad en dispositivos médicos. Por ejemplo, los marcapasos podrían ser más biocompatibles si utilizaban lisozima para alimentarlos en lugar de plomo de las baterías tradicionales, reduciendo así las infecciones.
Alternativamente, la potencia de la lisozima podría usarse de también como un revestimiento antimicrobiano para dispositivos médicos, porque tiene en sí misma propiedades antibacterianas, destacó Stapleton.