Una pequeña de 5 años llegó a un hospital de Adelaida, Australia, con dolores abdominales severos y había sido incapaz de comer en los últimos 2 días. Al examinarla y hacerle preguntas, los médicos hallaron que tenía un historial de arrancar su cabello y comerlo.
Las pruebas posteriores revelaron la presencia de una masa compacta de cabello que estaba alojada en su estómago y parte de los intestinos, lo que le provocaba obstrucción digestiva, según el artículo médico que describe el caso en la revista British Medical Journal (BMJ).
La niña contó que una vez había encontrado cabello en sus heces, y que en una ocasión vomitó una esfera de cabello enmarañado.
Ella fue diagnosticada con el síndrome de Rapunzel, una rara condición en la que una bola de pelo se aloja en el estómago, con su prolongación en el colon.
El estudio de BMJ informa que el síndrome es poco frecuente, con menos de 120 casos reportados en la literatura médica, y que casi siempre afecta a las mujeres pequeñas o jóvenes.
Los médicos explicaron que el pelo no fluye a través del estómago y los intestinos, por lo que se acumula con la comida y forma una masa enredada que tiende a ser cada vez más sólida.
Después de una larga operación para extraer el cabello alojado en su estómago, a la menor se la ingresó en una terapia conductual para ayudarla a superar el problema.
¿Qué es el síndrome de Rapunzel?
Reúne dos trastornos raros: tricotilomanía y tricofagia.
El primero es un comportamiento compulsivo que lleva a las personas a perder cabello por las ganas incontenibles de halarlo y retorcerlo hasta que se desprenda. Quien lo padece, puede arrancar varias áreas de cabello, como el de las cejas, la cabeza, las pestañas y el vello corporal, según informa la Biblioteca Nacional de Medicina.
Tricofagia es comer el cabello que se ha arrancado, lo que puede ocasionar obstrucción en los intestinos, provocar fuertes dolores, pancreatitis, o llevar a desnutrición por la dificultad de alimentarse correctamente.
Muchas veces, estos cuadros están acompañados de sentimientos de tristeza o depresión, ansiedad e imagen pobre de sí mismo.
La detección temprana es la mejor forma de prevención de estos trastornos, porque lleva a un tratamiento oportuno. Asimismo, la disminución del estrés a través de la terapia psicológica, puede ayudar a superar el comportamiento compulsivo que los origina.