Michelle Obama dijo estar "muy satisfecha" con esta aprobación, que fue por 264 votos a favor y 157 en contra. "Esta ley dará la posibilidad de proporcionar comidas completas después de clases en los 50 estados del país. Esta decisión bipartadista garantizará comidas más saludables para los estudiantes", expresó.
El plan, que se desarrollará en 10 años y contará con un presupuesto de $4,5 mil millones, se propone básicamente:
Puntos clave
- Mejorar los estándares nutricionales de todos los programas federales de alimentos.
- Eliminar la comida chatarra de todas las escuelas a nivel nacional.
- Expandir el número de alumnos que califiquen para recibir desayunos y almuerzos a más bajo costo.
La legislación también impulsará a las escuelas a que compren los ingredientes en granjas locales y a que comiencen a tener sus propias huertas, con el fin de llenar el plato infantil con productos más naturales.
Los almuerzos escolares y otros programas federales alimentan a 31 millones de niños cada día.
Como los niños consumen un tercio de las calorías que necesitan a diario en los comedores escolares, este esfuerzo apunta también a luchar contra la epidemia de obesidad infantil.
Y éste es una situación de alto riesgo en la comunidad hispana. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) el 30,4% de todos los niños hispanos en el país tienen sobrepeso, comparado con el 25% de los niños caucásicos.
Cuando el presidente Barack Obama firme la ley, ésta dará más poder al gobierno federal para decidir qué comidas se deben vender en las escuelas y habilitará al Departamento de Agricultura a crear menúes estándar. Este nueva “carta escolar” mantendrá las queridas hamburguesas y pizzas, pero se deberán preparar con ingredientes saludables como carne más magra y harina integral.
Artículos relacionados:
- Los 10 peores desayunos para un estudiante
- Programa escolar que ayuda a combatir la obesidad infantil
- Alumnos hispanos expuestos a la comida chatarra
- Máquinas expendedoras de escuelas minan la salud infantil