"Los cigarrillos electrónicos son claramente un problema de salud pública, es por ello que estamos estudiándolos", afirmó hoy Armando Peruga, director del programa sobre Prevención de Enfermedades no Transmisibles de la OMS.
El funcionario informó que un grupo de trabajo interno de la OMS ha estado analizando el fenómeno durante este año y hará un informe sobre cómo luchar contra un consumo creciente. Éste se conocerá en dos o tres meses.
Puntos clave
- Se lanzaron como una alternativa saludable
- Pero ya se comprobó que no ayudan a dejar de fumar
- En EE.UU. la industria factura 2 mil millones de dólares al año
En EE. UU., donde el gobierno libra una dura lucha contra el tabaco, el alcance y la extensión de uso del e-cigarette está generando un amplio debate. Y ya se están tomando medidas para frenarlo: en las ciudades de Nueva York y Chicago, éstos se prohibieron en los restaurantes, bares y otros lugares públicos a partir de martes 29 de abril, iniciando una batalla contra este peligroso hábito.
El gobierno también intervino y la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) comunicó a mediados de abril su decisión de regular los cigarrillos electrónicos y dio comienzo a una etapa de revisión de las diferentes marcas del mercado. Se cree que en un corto plazo, el organismo aplicará a éstos las mismas restricciones que rigen para los cigarrillos convencionales.
"El tabaco sigue siendo la causa principal de muerte y enfermedades en este país. Este es un momento importante para proteger al consumidor y esta es una propuesta significativa que, de concretarse, incluiría a muchos productos adicionales de tabaco bajo la supervisión de la FDA", advirtió Margaret Hamburg, comisionada de ese organismo.
Existe un amplio consenso sobre la regulación de lo que se ha vuelto una popular “moda” entre los adolescentes. Al conocerse en marzo las últimas estadísticas de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), donde se reporta que el consumo de cigarrillo electrónico entre estudiantes de escuela secundaria trepó de 4.7% a 10% en sólo un año (entre 2011 y 2012) Tom Frieden, director del organismo federal dijo que constituyen “una verdadera puerta de entrada hacia otras adicciones”.
Por su lado, los fabricantes afirman que son menos dañinos que los cigarrillos y que son útiles para quienes intentan dejar de fumar, mientras crece su industria millonaria, que alcanzó los $ 2,000 millones de ventas en el país el año pasado.
Se cree que alrededor de cinco millones de consumidores fuman cigarrillos electrónicos hoy en día en EE.UU., de acuerdo con un informe publicado en abril por el Comité de Energía y Comercio.
E-cigarettes por dentro
Los cigarrillos electrónicos (también llamados e-cigarrillos, e-cig o e-cigarettes) son sistemas electrónicos de suministro de nicotina. Estos dispositivos sin humo funcionan con pilas y están diseñados para proporcionar nicotina con saborizantes u otras sustancias químicas a los pulmones de los usuarios, sin que sea necesaria la combustión del tabaco. Actualmente hay más de 250 marcas diferentes en el mercado.
A pesar de que no producen humo de tabaco, los cigarrillos electrónicos contienen nicotina y otras sustancias químicas potencialmente perjudiciales. La nicotina es una droga altamente adictiva, y la investigación reciente sugiere que la exposición a ésta puede predisponer al cerebro para que se vuelva adicto a otras sustancias.
Además, las pruebas realizadas en algunos de los cigarrillos electrónicos encontraron que el vapor contenía carcinógenos y productos químicos tóxicos conocidos (tales como dietilenglicol y nitrosaminas).
Asimismo, se encontraron nanopartículas de metales que son potencialmente tóxicas, y todavía no está claro cuáles son las consecuencias en la salud de la exposición repetida a estas sustancias químicas.
Otra preocupación es que algunos cigarrillos electrónicos tienen cartuchos que se pueden volver a llenar. Los usuarios pueden exponerse a niveles potencialmente tóxicos de nicotina al rellenarlos y se sabe que los cartuchos también se pueden rellenar con sustancias distintas a la nicotina, por lo que es posible que sirvan como una forma nueva y potencialmente peligrosa de administrarse otras drogas, informa el Instituto Nacional de Abuso de Drogas (NIH).
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