Yoga y bailar el hula, ¿nuevas formas de mejorar la presión arterial?

Se sabe que el ejercicio moderado mejora la presión arterial, aunque este podría incluir actividades más "exóticas" de lo que se creía. Dos recientes estudios encontraron que las clases de yoga "caliente" y bailar la popular danza hawaiana hula, ayudarían a controlar sus niveles.

Los expertos explicaron que estos hallazgos subrayan la importancia del ejercicio para la presión arterial, y el valor de encontrar una actividad de la cual cada persona disfrute.

Yoga y bailar el hula, ¿nuevas formas de mejorar la presión arterial?
El yoga "caliente" se practica en ambientes calefaccionados a 40 ° C. | Foto: ISTOCK

Las clases de yoga caliente consisten en realizar esta práctica en una sala calefaccionada a unos 40 grados centígrados, aunque en algunos centros la temperatura es menos extrema. Muchos especialistas señalan que esta actividad también ofrece otros beneficios para la salud, como limpiar las "toxinas" del cuerpo a través del sudor.

En el estudio de la Universidad Estatal de Texas, Stacy Hunter y su equipo reclutaron a 10 adultos de 20 a 65 años. Todos los participantes tenían una presión arterial ligeramente elevada. Su presión sistólica era de 120 a 139 milímetro de mercurio (mm Hg), y la diastólica era de 89 mm Hg o más baja. Los niveles por debajo de 120/80 se consideran normales.

Los investigadores asignaron al azar a cinco personas a tomar clases de yoga caliente tres veces por semana, durante dos meses y medio, mientras que los demás sirvieron como grupo control. A lo largo del período asignado, los que hicieron yoga experimentaron una reducción de su presión sistólica en promedio de 126 a 121 mm Hg, mientras que la diastólica se redujo en promedio de 82 a 79 mm Hg.

Sin embargo, la doctora Mary Ann Bauman, experta voluntaria de la Asociación Americana del Corazón (AHA), que no participó del estudio, catalogó a los hallazgos como "preliminares". Esto se debe a que un estudio con 10 personas es muy pequeño, y, además, el grupo control no hizo ejercicio.

"Sería interesante comparar el yoga caliente con otros tipos de yoga", planteó Bauman. De esta forma, la experta cree que se podría averiguar si el yoga caliente tiene algo en especial, o si los beneficios son iguales con su variante común.

Hunter compartió la misma inquietud, y señaló que el calor en sí podría ser beneficioso, dado que se ha mostrado que la terapia con sauna mejora la dilatación de los vasos sanguíneos y la presión arterial.

Precauciones

Además de ser físicamente activo, el yoga incluye prácticas de respiración y meditación que puede resultar útiles para aliviar el estrés. El equipo de Hunter encontró que las personas que tomaron las clases reportaron mejoras en sus niveles de "estrés percibido".

Sin embargo, Bauman advirtió que también hay interrogantes respecto a la seguridad de hacer ejercicio en un ambiente caluroso y húmedo. Las personas de este estudio no tenían enfermedad cardiaca, y solo tenían elevaciones modestas en sus niveles de presión arterial. "Si tienes hipertensión debes hablar con su médico antes de probar el yoga caliente", enfatizó la experta.

Hunter se mostró de acuerdo. Apuntó a una preocupación que todavía está pendiente del estudio en relación con el yoga caliente. En las personas con hipertensión, podría haber un aumento marcado y súbito en la presión arterial cuando pasan de la sala caliente de práctica a un vestíbulo que podría tener hasta 30 grados menos de temperatura. Mientras tanto, se prepara junto a su equipo para presentar sus hallazgos en una reunión de la AHA, en Nueva Orleáns.

El poder del baile

En el otro estudio, también presentado en la reunión de la AHA, investigadores de la Universidad de Hawái, dirigidos por Joseph Keawe'aimoku Kaholokula, evaluaron los efectos del tradicional baile hula en la hipertensión.

Para ello, reclutaron a 263 nativos de Hawái cuya presión arterial había permanecido elevada a pesar de los medicamentos. Todos recibieron información sobre la dieta, el ejercicio y la gestión de los fármacos. Después de esto, se los asignaron al azar a tomar clases de hula dos veces por semana durante tres meses, o a una lista de espera.

Al final, los bailadores de hula tuvieron una mayor reducción en su presión arterial, unos tres puntos en promedio. También fueron más propensos a reducir en diez puntos o más de su presión sistólica (60% de los que bailaron, en comparación con un 48% que no lo hizo).

Nuevamente, Bauman indagó sobre la fuente de los beneficios "¿Fue bailar el hula, o el respaldo social al tomar las clases?". Por lo pronto, la especialista considera que las personas deben encontrar actividades físicas de las que disfruten y que puedan realizar a largo plazo.

Comparte tu opinión