Después de padecer más de una década con el rostro desfigurado por las llamas de un incendio, Patrick Hardison lucirá por siempre un semblante más fresco que cualquiera de su edad.
El bombero voluntario y padre de 3 hijos, de 41 años, tendrá la cara de un joven de 26 años, Dave Rodebaugh, un mensajero de bicicleta de 26 años de Brooklyn, quien falleciera de un accidente.
Detrás de la terrible historia del hombre cuya cara asustaba a los niños y a quien le daba vergüenza mostrarse en público, en este trasplante se conocen datos que en otros han permanecido anónimos, como el nombre y la edad del donante. Eso le da a este caso un matiz de inquietantes fantasías, donde el trasplante de cara podría llegar a plantearse como un método extremo de rejuvenecimiento en el futuro. ¿Una idea digna de una película de ciencia ficción? Tal vez. Pero hasta hace una década, la sola idea de trasplantar una cara completa, también sonaba imposible, y hoy la ciencia está superando ese desafío.
El cine ha abordado esta cuestión de trasplante de cara en una especie de juego donde se cambia la identidad de las personas.
En la película Face/Off (1997) Nicolás Cage y John Travolta son dos enemigos asérrimos y mediante un cambio de caras donde algunas cosas salen mal, cada uno es “el otro” y debe asumir su nueva vida. En el film Minority Report (2002) a Tom Cruise le alteran el rostro para que los escáneres no lo reconozcan. Y nadie olvida a The silence of the lambs (1991), donde Anthony Hopkins, en la piel de Hannibal Lecter, fabrica su propio rostro a partir de la cara de un policía que cayó en sus garras, y se lo autoimplanta para poder escapar de la cárcel.
Nuevo rostro para salir de las sombras
Una nueva cara es una nueva vida. Los hijos de Patrick dijeron que querían ver las fotografías del donante, para después saber que su padre tendría ese mismo rostro.
Los médicos del NYU dijeron que el mayor trasplante de cara de la historia significa que es la cantidad más grande de tejido trasplantado, donde se debió extirpar la piel del cráneo (todo el cuero cabelludo) y de la cara y el cuello de Rodebaugh, el donante, junto con el hueso que rodea a la nariz, el mentón y las orejas, los nervios faciales y los vasos sanguíneos. Luego, realizaron el trasplante y volvieron a conectar nervios y vasos sanguíneos en la cara de Patrick, el receptor.
¿Es difícil trasplantar una cara? En la realidad no es tan fácil como en el cine. Es una de las cirugías más extremas que los médicos deben enfrentar y que los pacientes deben superar. El cuerpo puede rechazar los tejidos recibidos y atacarlos como invasores, generando una infección aguda.
Desde que Hardison conoció a uno de los pocos cirujanos que hacen este tipo de cirugía, el Doctor Eduardo Rodríguez -quien en 2012 hizo un trasplante de cara a Richard Lee Norris, de Virginia- y decidió arriesgarse a esta operación, esperó más de un año a que apareciera el donante.
Abajo: Richard Lee Norris, antes y después del trasplante de cara (2012, The Grosby Group).
Hallar el donante a medida
Encontrar un donante equivalente de cara es más complicado que para otro tipo de trasplante de órgano: se debía hallar el mismo tipo y color de piel, el mismo grupo sanguíneo, una edad similar, el pelo claro, una estructura ósea similar, que no tuviera traumatismos ni tatuajes en la cara, y lo más importante, que fuera genéticamente compatible y sin anticuerpos que hicieran que Patrick rechazara al donante. Es decir, una pieza perfecta para completar un rompecabezas.
La cirugía fue el 14 de agosto de 2015 y desde entonces, Hardison puede parpadear y volver a sonreír por primera vez en más de una década. Tiene el rostro y el pelo de una persona de 26 años, una revancha inesperada que le da un nuevo giro a su vida.
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