Según informaron autoridades del Ministerio de Salud desde Freetown, la capital del país, de esas 109 personas, 28 son de alto riesgo para Ébola.
El reporte oficial indica que la mujer, llamada Mariatu Jalloh, una estudiante de 22 años, estaba viviendo con 22 personas cuando desarrolló la enfermedad.
Las sanitaristas siguieron el recorrido que hizo la mujer para buscar atención médica, con el fin de detectar posibles casos. La joven viajó del distrito Kambia, al norte del país, hasta Tonkolili. "Se está llevando a cabo una investigación activa en cuatro municipios", indica el informe.
Al parecer cinco personas lavaron su cuerpo, una práctica común en países africanos y que ha hecho que el virus —que es altamente contagioso al momento de la muerte porque busca un nuevo cuerpo para infectar— se expandiera con más facilidad.
La OMS confirmó el nuevo caso y lo atribuyó a la supervivencia del virus: se ha comprobado hasta el momento que el Ébola puede permanecer en el semen hasta 9 meses luego de la infección, lo que dificulta cortar la cadena de contagio.
De acuerdo con estimados de la OMS, la epidemia de Ébola mató a más de 11,000 personas y enfermó a cerca de 28,000 en 10 países. Los países más afectados fueron Guinea, Liberia y Sierra Leona (en la foto, trabajadores de salud en Hastings, en las afueras de Freetown) y los tres fueron declarados libres del virus a fines del 2015.
La respuesta a los primeros brotes fue tardía, lo que hizo que no se tomaran inmediatamente medidas sanitarias adecuadas.
Un panel de expertos del Harvard Global Health Institute ha criticado muy duramente a la OMS, ya que dicen que no tuvo una respuesta rápida, que es crítica en estos brotes. El doctor Ashish K. Jha, director de la entidad, dijo que "los expertos de la OMS sabían ya en la primavera (de 2014) el riesgo de un brote y esperaron hasta agosto para declarar la emergencia sanitaria".
Este virus, que fue identificado en 1976, siempre se había manifestado en la zona oriental de África, específicamente en Zaire y Uganda, y había generado brotes en aldeas remotas, alejadas de los grandes centros urbanos.
Pero ahora, la lenta modernidad que llega a estas regiones, paradójicamente ha permitido que el virus del Ébola se expanda con más facilidad. Hace 35 años, cuando ocurrió el primer brote, poblaciones como Meliandou no tenían carreteras, y hoy sí cuentan con rutas que unen a la aldea con los países fronterizos.
La ruta del virus no fue errática: se fue acercando a las grandes ciudades, un recorrido inédito para el Ébola, y ya en marzo del 2014, casi tres meses después que muriera el primer niño infectado, se registraron casos en Conakry, la capital de Guinea, y en Monrovia, la capital de Liberia.
El Ébola es un virus hemorrágico que causa fiebre alta, tremendo dolor muscular y sangrados graves, por todos los orificios imaginables. Entre que se contrae el virus y se presentan los síntomas pueden pasar hasta dos semanas.
El virus del Ébola se contagia de persona a persona. Pero no es un virus aeróbico como lo era por ejemplo el de la viruela, no se contrae inhalando partículas de aire que contengan el virus, sino estando en contacto muy cercano con el paciente infectado.
Es esencial que el paciente reciba cuidado médico minuto a minuto y repose en un medio ambiente aséptico, para que el propio organismo luche contra el virus y termine erradicándolo.
Hasta el momento no existe una vacuna que prevenga el contagio, sí, medicinas experimentales como ZMapp, que han logrado ser efectivas para acelerar la erradicación del Ébola del organismo.
Según explicó el doctor Thomas Frieden, director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), tradiciones culturales como el manejo de cadáveres —como ocurrió en el caso de la joven— o comer carne de cruda de animales salvajes han sido barreras para frenar la expansión del virus.