Julio deseaba salir a dar un paseo después de la cena con su novia. Pero temía que ella se tentara en la heladería de la esquina, ya que siempre miraba a través de la vidriera con innegable devoción. El postre no estaba incluido en su menú saludable de la semana, y no haría más que agregar calorías y fomentar el sobrepeso. ¿Qué podría hacer? ¿Advertirle “paseo sí, helado no”?
Aunque parezca la mejor manera de dar apoyo al ser amado, un estudio reciente halló que recordarle el sobrepeso y la dieta a una persona excedida puede provocar hábitos nocivos para la salud. Y hasta desencadenar graves trastornos alimentarios, a causa de los ayunos exagerados o el consumo de pastillas.
Puntos clave
La investigadora Marla Eisenberg, profesora de salud y medicina de la Universidad de Minnesota explica que en las pruebas realizadas, tanto hombres como mujeres tendieron a reaccionar negativamente a los pedidos bien intencionados de sus parejas. "Exhortarlo a que haga una dieta podría hacer más mal que bien", aclara la experta.
El estudio publicado en la revista American Journal of Health Promotion fue realizado en 2008 y 2009. Se encuestó a casi 1,300 adultos jóvenes en Minnesota de 20 a 31 años de edad que estaban en una relación de pareja. Más del 40 % de los encuestados reveló haber tenido conductas extremas para bajar de peso.
El 25% de las mujeres y el 14 % de los hombres cuyas parejas las animaban “mucho” a hacer dieta habían tenido atracones de comida. Pero en aquellas a las que su pareja no les decía “nada en absoluto” a cerca de la dieta, solo el 14% de las mujeres y el 4% de los hombres declaró haber tenido atracones.
Si bien no se preguntó la causa de estos atracones, Eisenberg supone que se debe a que al sugerirle a la pareja que deben perder peso o hacer dieta, se implica que no se ve atractivo ni sexy. Este es un mensaje muy doloroso, y como todo comentario negativo, aunque sea bien intencionado, puede llevar a buscar una peor imagen corporal o una conducta alimentaria malsana, según explica la especialista.
Si bien los hallazgos se sostuvieron en ambos sexos, fueron algo más pronunciados entre las mujeres. Pero demostró que ellos también tienen problemas con su imagen corporal.
Edward Abramson, psicólogo clínico de California que ha escrito sobre la alimentación emocional, observó que en los grupos de control de peso que dirige, aquellos a quienes instan constantemente a hacer dieta y perder peso a veces hacen todo lo posible por comer en exceso. “Un tipo de rebelión contra la pareja”, teoriza.
Al declararse poco fanático de las dietas, el experto anima a las parejas a trabajar juntas con los problemas de peso. Por ejemplo, si salen a comer, podrían compartir un plato principal. Si están cocinando juntos en casa, podrían enfocarse en que sea saludable.
A su vez Eisenberg, autora del estudio, sugirió: si alguien realmente está preocupado por el peso de su pareja, lo mejor es que lo discutan, enfatizando la salud en lugar de la apariencia, y enfocándose en la adopción de un estilo de vida más saludable a largo plazo en lugar de hacer dieta, que generalmente se caracteriza por unas restricciones que son difíciles de mantener y que no son efectivas para perder peso a largo plazo".