Ya se habla de ella como de una estrella que va creciendo en fama segundo a segundo. Y es que los números que revela un estudio de salud pública son contundentes: la esperanza de vida en la región de Galicia es de más de 84 años para las mujeres y cerca de 80 para los hombres.
Analizando esta información, expertos en nutrición no tardaron en encontrar un link entre esa longevidad saludable y la alimentación. Ahora, creen que la elevada esperanza de vida de los nacidos en esa zona del noroeste de España obedece a la llamada dieta atlántica que siguen, considerada tan saludable como la mediterránea. 
Por la cercanía de la región con las rías y el mar, la dieta atlántica está básicamente integrada por excelentes proteínas como el marisco y el pescado, ambos impregnados de ácidos grasos Omega-3 ideales para el bienestar del corazón y del cerebro.
Aniceto Charro, jefe del servicio de Endocrinología, Metabolismo y Nutrición del Hospital San Carlos de Madrid, considera que el régimen alimenticio que siguen sus compatriotas reduce en un 25 por ciento la mortalidad en cualquier enfermedad. Y por eso, al mejor estilo activista, insta a los políticos y a los nutricionistas gallegos a que den a conocer las ventajas de la dieta atlántica al mundo.
¿Una clave? “Todo se consume fresco”, explica Charro. Los pescados son frescos y es común consumir vegetales directamente de las huertas. “Además de productos sanos son alimentos que prácticamente no pasan por ningún procedimiento”, enfatiza.
Ante el fenómeno de larga vida en la zona, también la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comenzado a interesarse muy vivamente por este tipo de dieta y a compararla con las que se sigue en Japón —país que concentra el mayor número de centenarios saludables a nivel mundial junto con la isla Dominica— y en donde el consumo de pescado crudo parece haber influido decisivamente en ese incremento de la expectativa de vida.
El catedrático subraya que existe “una base muy fuerte para poder demostrar que la alimentación que tenemos es excelente y tan buena como la mediterránea”. Además, al parecer gracias a la dieta atlántica, la zona de Galicia le gana en longevidad a la del Mediterráneo por varios meses.
Para completar la pirámide nutricional gallega, Charro enumera como alimentos “positivos” la carne de ternera, que tiene “muy poca grasa”, y hasta el cocido gallego “al que ya conocemos como el olivo andante, porque su grasa se parece a la del aceite de oliva”.
Además están las legumbres que se consumen en Galicia, con una proteína vegetal “excelente”, así como la leche y los quesos, que aunque contienen grasa saturada, Charro recuerda que tienen la ventaja de poseer “una enorme cantidad de minerales y de calcio, que para las embarazadas, los niños y las personas mayores son excelentes para la fortaleza de los huesos”.
