Es algo que le sucede a la mayoría que hace dieta: durante la cena, se cuidan de no probar ni un bocado, resisten una a una las tentaciones y hasta toleran los comentarios de algunos familiares o amigos que insisten en que “prueben algo”. Pero cuando se van los invitados y llega el momento de guardar lo que sobró, empiezan a comer lo que no probaron en toda la noche, como si fuera “la última cena”. No hace falta decir que las comidas tienen las mismas calorías con o sin compañía. Pero no se puede negar que comer algo que quedó, cuando uno se relaja después de un día extenuante, es algo difícil de resistir.
Para evitar llegar a esa situación, hay algunos trucos que sin duda te mantendrán alejado de las tentadoras sobras. Son sugerencias sencillas pero efectivas, ¡ponlas en práctica en estas fiestas!
1. Apenas se van los invitados, ¡ve a cepillarte los dientes! ¿Te parece una idea absurda? Pues, no lo es en absoluto. El sabor a menta en la boca distorsiona el gusto de los alimentos y al llevarte algún bocadillo a la boca, ¡no sentirás el sabor! Otro truco que a algunas personas les resulta es comer goma de mascar mientras levantan las bandejas de la mesa y lavan los platos. ¡En boca ocupada, no entran calorías!
2. Haz un paquete con tu plato favorito y entrégaselo a algún familiar o amigo. Si no lo haces, tu comida, salsa o postre preferido irán directo a la cama contigo. Así que cuando estén por despedirse tus invitados, ¡despídete también de los platillos a los que te cuesta decirles que no!
3. Guarda en el freezer las sobras del pollo, pavo, carne o jamón. Si las porciones son muy grandes, trózalas antes de guardarlas. Recuerda que no se pueden guardar la mayonesa, la gelatina, ni los huevos duros. Por el contrario, los pasteles, las galletas y el budín de Navidad pueden conservarse en el freezer por seis meses.
4. Al día siguiente, prepara una deliciosa comida con lo que te quedó.
• Con pavo o pollo: puedes preparar pastel, sándwiches, ensalada, sopa o tamales.
• Con carne: puedes preparar unos exquisitos tacos, arrollados o un budín, si es que te quedó puré de papas.
Recuerda que la carne sólo puede conservarse un par de días; el pavo puede guardarse hasta tres días en el refrigerador; el jamón dura cinco días.
5. Cubre con un film adherente las fuentes y platos. Ya sea porque los piensas llevar al día siguiente a la mesa o a la casa de algún familiar que vayas a visitar, si los cubres con un film, no te sentirás tentado de picotear.