La tiroides es una potente glándula que produce hormonas que controlan el uso de la energía en todo el cuerpo, y además tiene impacto en una serie de órganos, entre ellos el corazón.
Un estudio de la Universidad de Pensilvania muestra que dos desórdenes de la tiroides – el hipotiroidismo subclínico y el síndrome T3 bajo – podrían empeorar la insuficiencia cardíaca.
Los hallazgos sugieren que hay grupos de personas que podrían beneficiarse de tratamiento de la tiroides y que actualmente no reciben tratamiento, dijo la doctora Anne Cappola, endocrinóloga de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania y una de las autoras del estudio publicado por la American Heart Association.
El hipotiroidismo subclínico es una forma leve de hipotiroidismo, cuando la tiroides no es lo suficientemente activa. Esta condición y el síndrome T3 bajo ocurren cuando el cuerpo no produce la cantidad necesaria de ciertas hormonas.
El hipotiroidismo subclínico no es tratado con las píldoras que contienen hormonas tiroideas porque, en general, en estos casos la tiroides aún funciona de manera adecuada. Y en cuanto al síndrome T3 bajo, también conocido como síndrome eutiroideo enfermo, el tratamiento con ese tipo de píldoras es considerado controversial.
Sin embargo, si los médicos pudieran revertir completamente los niveles anormales de actividad de la tiroides en pacientes que ya sufren de insuficiencia cardíaca, “tal vez la insuficiencia cardíaca seria menos grave”, sostiene Cappola.
Los investigadores analizaron el historial de 1,365 pacientes con insuficiencia cardíaca, en su mayoría hombres blancos de un promedio de 57 años de edad. Cinco por ciento sufría de hipotiroidismo subclínico y 14 por ciento padecía del síndrome T3 bajo.
En comparación con los pacientes que tenían insuficiencia cardíaca y tiroides normales, aquellos afectados por el hipotiroidismo subclínico o el síndrome T3 bajo necesitaban con mayores probabilidades un aparato para ayudar a bombear la sangre (dispositivo de asistencia ventricular) o un trasplante de corazón. También enfrentaban un mayor riesgo de muerte.
El doctor Mark Drazner, jefe de cardiología del Centro Médico del Sudoeste de la Universidad de Texas, en Dallas, dice que es demasiado pronto para determinar si el tratamiento de las anormalidades de la tiroides ayudará a lograr una mejora en los pacientes que padecen de insuficiencia cardíaca. Indica que primero es preciso realizar pruebas clínicas.
Sin embargo, Drazner considera que es importante que los pacientes estén al tanto de la conexión entre la tiroides y la salud cardíaca.
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