Después de recibir un diagnóstico en salud mental, se conversa con el paciente y familiares sobre la conducta que se recomienda seguir, y cuáles son las opciones terapéuticas.
En general incluye psicoeducación, psicoterapia y en algunas ocasiones medicamentos. Este momento es la oportunidad para hablar sobre los efectos esperados con el uso de alguna medicación sugerida y qué efectos adversos pueden presentarse.
Según la Organización Mundial de la Salud la reacción adversa de un medicamento es cualquier reacción nociva no intencionada, que aparece a dosis normalmente usadas en el ser humano para profilaxis, diagnóstico, tratamiento, o para modificar funciones fisiológicas.
Los efectos deseados y adversos de los medicamentos forman parte de la ecuación, y son elementos a considerar en cualquier especialidad de la medicina, cuando se toma la decisión de cual tratamiento se va a ofrecer a los pacientes.
Un aspecto importante a considerar, es el tiempo en que se va a usar esta medicación, pues está descrito efectos a corto y largo plazo. Hay condiciones crónicas en medicina que implican tratamiento prolongado, incluso de por vida, por ejemplo la diabetes o la hipertensión.
Tratamientos de por vida
En Psiquiatría también se presenta esta circunstancia, por ejemplo el trastorno bipolar o la esquizofrenia.
En general, el médico trata de reducir el riesgo de desencadenar los efectos adversos considerando aspectos como: las enfermedades que padece el paciente, si usa o no medicamentos, suplementos y sustancias que puedan interaccionar con el medicamento recetado, los antecedentes familiares (enfermedades y respuestas a medicación), expectativas del paciente.
A pesar de esto la capacidad de predecir con certeza si una persona va a presentar un efecto adverso o no, es limitada. Solo podemos hablar de probabilidades, y hasta que la persona tome el medicamento no sabremos si va a reaccionar de la manera esperada y qué efectos adversos se presentarán.
Una cosa son las probabilidades determinadas por la estadística y otra lo que pasa con el paciente, que tiene sus particularidades físicas y mentales e idiosincrasia.
Desde el punto de vista de la frecuencia, los efectos adversos pueden ser desde muy frecuentes (1 caso en cada 10 personas que lo usan), hasta muy raros (menos de 1/10000).
Lo más recomendable es tomar una decisión lo suficientemente informada, para estar atentos a los efectos adversos, sin que esto signifique perder la oportunidad de recibir un tratamiento oportuno, en el momento y durante el tiempo necesario.
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