La Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) acaba de recomendar, y no es la primera vez que lo hace, que los médicos no pongan su firma en una página del recetario tan fácilmente.
La agencia federal que aprueba y rige la forma de prescribir los medicamentos dijo el jueves 24 que los médicos deben limitar el número de veces que se puede volver a recargar una medicina (refill en inglés) a tres, es decir 90 días, obligando a los pacientes a volver al consultorio para que el médico determine si es necesario.
Puntos clave
- En 2011, se prescribieron 131 millones de recetas de drogas para el dolor.
- Para tratar a 47 millones de personas.
- Ahora no será tan fácil acceder a estos medicamentos.
En la actualidad, un paciente puede recargar la medicina cinco veces en un período de seis meses.
Otra medida, de este paquete de normas que entrarían en vigencia el año entrante, requerirá que el paciente lleve la receta, en mano, a la farmacia, y no que se pueda ordenar por teléfono o por e mail.
La Dra. Janet Woodcock, directora del área de la FDA que evalúa e investiga las drogas, dijo que la nueva normativa requiere de la aprobación final del Departamento de Salud y Servicios Humanos.
La Drug Enforcement Agency (DEA) ha peleado por esta medida por casi una década, en la otra vereda la Asociación Médica Americana dice que tendrá un impacto negativo en los pacientes que realmente necesitan de esta medicación.
Los médicos usan la droga hidrocodona para tratar distintos rangos del dolor, desde problemas óseos como artritis hasta para superar la molestia de una extracción dental.
Según la FDA, en 2011 se prescribieron 131 millones de recetas de hidrocodona, para tratar dolores de 47 millones de personas. Unas 30 millones de personas padecen en el país de dolor crónico.
Esto refleja el comercio legal de una droga que llega a las calles con mucha facilidad para venderse en el mercado negro.
Según el National Institute of Drug Abuse, el consumo de estos opioides escaló de 40 millones de recetas en 1991 a las 131 millones de 2011.
Al ser inhaladas o inyectadas estas drogas actúan directamente a nivel cerebral, causando un temporal estado de euforia, en poco tiempo se vuelven adictivas y pueden causar paros respiratorios, estado de coma y muerte.
Su consumo en combinación con alcohol eleva el riesgo de muerte, explica el instituto.
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