El estudio publicado en la revista Circulation refiere que hay evidencia clara y consistente de que una dosis baja de aspirina (ácido acetilsalicílico) reduce hasta en un 42% el riesgo de aparición de nuevos coágulos de sangre y representa una opción de tratamiento para los pacientes que no son candidatos a tomar fármacos anticoagulantes a largo plazo, como la warfarina.
"La aspirina representa una opción de tratamiento útil para los pacientes que no son candidatos a fármacos anticoagulantes por su costo o el aumento del riesgo de sangrado asociado con los anticoagulantes", aseguró el Dr. John Simes, autor principal de la investigación.
De acuerdo con los resultados del análisis de dos estudios independientes en los que participaron 1,224 pacientes, en comparación con quienes fueron tratados con placebo, los que tomaron 100 miligramos diarios de aspirina tenían un tercio menos de riesgo de tromboembolismo (obstrucción de un vaso sanguíneo por un coágulo que se ha desplazado desde otro sitio en la circulación); trombosis venosa profunda (formación de un coágulo de sangre en una vena profunda, predominantemente en las piernas); embolia pulmonar (coágulo de sangre que afecta a las arterias que suministran sangre a los pulmones); infarto de miocardio (ataque al corazón), ictus o muerte cardiovascular.
"El estudio proporciona evidencia de que después de una primera trombosis venosa o embolia, una aspirina diaria reduce el riesgo de otro evento, sin causar sangrado excesivo. Este tratamiento es una alternativa a la anticoagulación a largo plazo y será especialmente útil para los pacientes que no quieren padecer la inconveniencia de estar bajo estrecha vigilancia médica o el riesgo de sangrado", destacó Simes.
La aspirina actúa inhibiendo la producción de prostaglandinas. Las prostaglandinas regulan el dolor y la inflamación dentro del cuerpo, pero también ayudan a disminuir la coagulación sanguínea, lo que a su vez evita la formación de coágulos y por tanto, la obstrucción de las venas.
Más sobre la aspirina
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, la aspirina pertenece a un grupo de medicamentos llamados salicilatos. Funciona al detener la produccción de ciertas sustancias naturales que causan fiebre, dolor, inflamación y coágulos sanguíneos.
La aspirina prescripta se usa para aliviar los síntomas de la artritis reumatoide (un tipo de artritis causada por la inflamación del revestimiento de las articulaciones), osteoartritis (un tipo de artritis causada por el desprendimiento del revestimiento de las articulaciones), lupus eritematoso sistémico (un trastorno en el cual el sistema inmune ataca las articulaciones y órganos y causa dolor e inflamación), y ciertos otros trastornos reumatológicos (trastornos en los cuales el sistema inmune ataca partes del cuerpo).
La aspirina sin prescripción es usada para bajar la fiebre y aliviar el dolor leve a moderado causado por dolor de cabeza, períodos menstruales, artritis, resfríos, dolor en los dientes y dolores musculares. También se emplea para prevenir los ataques cardíacos en personas que han tenido ataques cardíacos o que tienen angina (dolor en el pecho que se presenta cuando el corazón no recibe suficiente oxígeno) y para reducir el riesgo de muerte en personas que tuvieron o han tenido un ataque cardíaco reciente.
La aspirina sin prescripción también es usada para prevenir los accidentes cerebrovasculares isquémicos (accidentes que se producen cuando un coágulo sanguíneos bloquea el pasaje de sangre hacia el cerebro) o miniaccidentes cerebrovasculares (accidentes que se producen cuando el fluido de sangre hacia el cerebro es bloqueado por un corto período) en personas que han tenido este tipo de accidentes o mini-accidentes cerebrovasculares en el pasado.
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