Los daños causados por la contaminación son graves y más grave aún es que en el mundo nueve de cada diez personas respiran aire contaminado todos los días. El impacto negativo se siente de diversas maneras en la salud y en muchos casos es potencialmente letal.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la contaminación es una de las 10 peores amenazas por ser el mayor riesgo ambiental para la salud. Los contaminantes pueden penetrar los sistemas respiratorios y circulatorios causando todo tipo de daños.
Una claro ejemplo es la contaminación por partículas, esa gotitas sólidas y líquidas que flotan en el aire provenientes de la suciedad, el polvo, el hollín o el humo que se generan en plantas de carbón y de gas natural, automóviles, caminos sin pavimentar, sitios de construcción e incendios forestales. Las partículas son tan pequeñas que no pueden verse y se pueden quedar atascadas en los pulmones o penetrar en el torrente sanguíneo y causar irritación e inflamación y problemas respiratorios. A largo plazo, la exposición puede ser mortal.
Cerca de 5 millones de muertes que ocurrieron en 2017 podrían atribuirse a accidentes cerebrovasculares, ataques térmicos, diabetes, cáncer de pulmón y enfermedades pulmonares crónicas como resultado de la contaminación del aire. La alarmante cifra es resultado de un estudio del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington.
La diabetes es otra afección que se relaciona a la contaminación, de la peor manera. Un estudio publicado en Lancet Planetary Health, encontró que los niveles de contaminación del aire no seguros están causando un mayor riesgo de diabetes en todo el mundo: en 2016, la contaminación contribuyó a la aparición de 3,2 millones de nuevos casos (14% del total). Se cree que el aire contaminado desencadena inflamación y reduce la capacidad del páncreas para controlar la producción de insulina.
La exposición prolongada al aire sucio también tiene un impacto significativo en el deterioro cognitivo. Este efecto fue evaluado por expertos del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias y encontraron, entre otros hallazgos, que el daño era más fuerte aún en hombres mayores.
Mujeres y niños: los más afectados
Existe una relación entre contaminación e infertilidad femenina. Vivir en un área asociada con altos niveles de contaminantes del aire aumentó el riesgo de una reducción severa de la reserva ovárica, explicaron los autores de la investigación llevada a cabo en la Universidad de Módena y Reggio Emilia, Italia.
Las partículas de contaminación del aire también han llegado al útero y a la placenta y eso puede afectar la salud de los bebés que se gestan. Un estudio de 2017 encontró que las mujeres expuestas a la contaminación durante el embarazo tienen bebés con telómeros más cortos (bordes de los cromosomas), lo cual se considera un marcador de envejecimiento biológico.
La OMS alertó que cerca del 93% de los niños menores de 15 años (equivalentes a 1,800 millones), respiran aire tan contaminado que pone en riesgo su salud y su desarrollo y sólo en 2016 murieron unos 600,000 por infecciones respiratorias agudas causadas por este factor. La contaminación también afecta el desarrollo neurológico y la capacidad cognitiva y puede desencadenar asma y cáncer infantil.
Los niños son más susceptibles a la contaminación porque respiran más a menudo, absorben más contaminantes y están más cerca del suelo, donde algunos contaminantes tienen concentraciones más altas.
Investigadores y expertos coinciden es que es necesario tomar medidas más contundentes para mejorar la calidad del aire y la OMS trabaja con gobiernos de diversos países para emprender planes efectivos.Mientras tanto, toca tomar medidas individuales para protegernos de la contaminación.
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