¿Qué es la fiebre de Lassa?

La fiebre de Lassa es una enfermedad viral aguda, potencialmente mortal, que se desarrolla principalmente en el oeste de África. Fue descubierta en 1969 cuando dos misioneras murieron en Nigeria y el virus lleva el nombre de la ciudad donde ocurrieron los primeros casos. Hasta el momento no existe ninguna vacuna que proteja contra la fiebre de Lassa.

Este año, Nigeria se ha visto nuevamente afectada por un brote de esta enfermedad que no tiene precedentes. Desde enero, se han reportado más de 1,000 casos según el Centro para el Control de Enfermedades de ese país, y se cree que ya han muerto unas 90 personas, pero la cifra real puede ser mucho mayor.

¿Qué es la fiebre de Lassa?
La fiebre de Lassa es una enfermedad zoonótica propagada por las ratas de la especia Mastomys | Foto: ISTOCK

La fiebre de Lassa tiene una tasa de mortalidad del 1%. La enfermedad puede ser muy grave en aproximadamente el 20% de los pacientes, y mata habitualmente a 5,000 personas en África Occidental cada año.

Cerca del 80% de las personas infectadas por el virus de Lassa son asintomáticas. Una de cada cinco infecciones produce enfermedad grave, con afectación de varios órganos, como el hígado, el bazo y los riñones, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La fiebre de Lassa es una enfermedad zoonótica, esto significa que el ser humano se infecta por el contacto con animales portadores del virus: las ratas de la especie Mastomys. Estas ratas no enferman, pero eliminan el virus en la orina y las heces que se transmite al ser humano por contacto con alimentos o utensilios domésticos contaminados.

En casos menos frecuentes, puede transmitirse de persona a persona mediante el contacto directo con la sangre o los fluidos corporales de una persona infectada, o a través del contacto sexual.

La fiebre de Lassa es endémica en África occidental, incluyendo Sierra Leona, Liberia, Guinea y Nigeria; sin embargo, otros países vecinos también están en riesgo.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC)  y el Departamento de Salud de Nueva Jersey confirmaron en 2015 un caso mortal de fiebre de Lassa que fue diagnosticado en una persona que había viajado a Liberia. Fue el sexto caso conocido en un viajero que regresó a EE.UU. desde 1969.

 Síntomas

El período de incubación de la fiebre de Lassa es de 2 a 21 días. Cuando es sintomática, la enfermedad suele tener un inicio gradual, con fiebre, debilidad general y malestar. A los pocos días pueden aparecer cefaleas, dolores de garganta, musculares, torácico y abdominal, náuseas, vómitos, diarrea y tos. En los casos graves pueden aparecer tumefacción facial, derrames pulmonares, hemorragias bucales, nasales, vaginales o gastrointestinales e hipotensión.

En fases más tardías pueden producirse convulsiones, choque, temblor, desorientación y coma. El 25% de los pacientes que sobreviven a la enfermedad presentan sordera, y en la mitad de ellos la audición se recupera parcialmente al cabo de 1 a 3 meses. Durante la recuperación pueden aparecer de forma transitoria trastornos de la marcha y caída del cabello.

En los casos letales la muerte suele sobrevenir a los 14 días del inicio de la enfermedad. Esta es especialmente grave al final del embarazo, con muerte materna y/o fetal en más del 80% de los casos en el tercer trimestre.

Prevención y tratamiento

La prevención de la fiebre de Lassa se basa en la promoción de una buena “higiene comunitaria” que evite que los roedores entren en las casas.

Ocasionalmente, los viajeros procedentes de zonas donde la fiebre de Lassa es endémica exportan la enfermedad a otros países. Aunque el paludismo, la fiebre tifoidea y muchas otras infecciones tropicales son mucho más frecuentes, se debe tener en cuenta el posible diagnóstico de fiebre de Lassa en pacientes febriles de retorno de países de África Occidental, sobre todo si han estado en zonas rurales u hospitales de países en los que se sabe que la enfermedad es endémica.

La ribavirina, un medicamento antiviral, se ha usado con éxito en pacientes con fiebre Lassa. Se ha demostrado que es más efectivo cuando se administra temprano en el curso de la enfermedad. Los pacientes también deben recibir atención de apoyo que consiste en mantener un equilibrio adecuado de líquidos y electrolitos, oxigenación y presión arterial, así como en el tratamiento de cualquier otra infección complicada.

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