De acuerdo con lo publicado en la revista británica Nature Immunology, los investigadores del Imperial College London descubrieron el nuevo grupo de anticuerpos mientras estudiaban la sangre extraída de pacientes con dengue del sudeste de Asia y los anticuerpos tendrían el potencial de neutralizar las cuatro formas (DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4) en las que se manifiesta el virus de la enfermedad. Uno de los principales problemas que el virus plantea es que existen cuatro tipos y haber padecido uno no inmuniza del resto.
En sus análisis de las 145 muestras de anticuerpos de pacientes que habían estado infectados por el virus y desarrollaron un cuadro inmunológico, encontraron que aproximadamente un tercio de la reacción inmune de los paciente provenía de una nueva clase de anticuerpos que en lugar de prenderse a una única proteína sobre la superficie del virus -como sucede por lo general- se prende a un puente molecular que une dos proteínas del virus.
Además, este nuevo tipo de anticuerpos también neutraliza el estado inicial del virus presente en los mosquitos. “Nuestro estudio nos da información clave sobre cómo trabajar o no para combatir el virus del dengue. Esperamos que nuestro resultados acerquen a los científicos a crear una vacuna efectiva”, resaltó el profesor Gavin Screaton, uno de los autores del estudio.
El dengue en el mundo
En las últimas décadas ha aumentado enormemente la incidencia de dengue en el mundo. Alrededor de 2,500 millones de personas -más del 40% de la población global- están en riesgo de contraerlo. De ahí que una vacuna eficaz es de vital importancia en este momento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que cada año se producen entre 50 y 100 millones de infecciones por este virus en todo el mundo.
A fines de 2013, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió que América Latina batió su récord histórico de casos de dengue: en la región causó más de 1,000 muertes y afectó a más de 2 millones de personas.
¿Qué síntomas causa el dengue?
El dengue es una enfermedad que se transmite a través de la picadura de un mosquito Aedes aegypti infectado. Afecta a habitantes de zonas tropicales y subtropicales, según la OMS.
Provoca fiebre alta, dolores de cabeza y en las articulaciones y los músculos, vómitos y sarpullido. Algunas veces, se convierte en fiebre hemorrágica, que causa sangrado en la naríz, las encías o debajo de la piel.
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