Una de las causas más comunes del de dolor de espalda es un nervio comprimido o “pellizcado”, cuya causa comúnmente es una hernia discal o una estenosis espinal, que ocurre cuando un estrechamiento de la columna vertebral ejerce presión sobre los nervios de la columna.
El dolor característico de una hernia de disco se llama ciática. Este término se refiere al síntoma o dolor a lo largo del nervio ciático, que pasa por la nalga, baja por la pierna y llega al pie.
Puntos clave
- La ciática no es una enfermedad sino un síntoma; es el dolor característico de una hernia de disco.
- El hecho de que una imagen muestre una hernia de disco no siempre es útil para hacer un diagnóstico sobre el estado del nervio ciático.
- Muchas personas pueden tener discos que aparecen como anormales en los estudios médicos y no experimentan dolor ni otros síntomas.
Disco dañado o herniado
A cualquier edad una persona puede lesionarse uno de los discos que amortiguan las vértebras, ya sea por un accidente o por empujar los discos más allá de sus límites durante el trabajo o la recreación. Pero, los problemas de disco se vuelven más comunes en la mediana edad y al envejecer.
A medida que un disco se degenera, el centro gelatinoso tiende a perder agua y se vuelve más rígido. Además, la capa externa de un disco (el anillo), que se une a las vértebras adyacentes, puede debilitarse, adelgazarse y comenzar a desgarrarse, especialmente en las partes del disco más cercanas donde las terminales o raíces nerviosas salen de la columna vertebral.
Un disco con este tipo de cambios tiende a sobresalir como un neumático desinflado. Eventualmente, una porción del material interno del disco puede sobresalir a través de un desgarro en el anillo, formando una hernia. Las personas comúnmente se refieren a una hernia de disco como un disco "desplazado" o "roto". La hernia puede presionar una raíz nerviosa cercana, lo que provoca inflamación y dolor de espalda.
Síntomas de hernia de disco
- Dolor de leve a intenso en la espalda.
- Dolor punzante en la pierna.
- Posible entumecimiento o debilidad en las nalgas o piernas
La ciática también puede incluir una sensación de hormigueo en la pierna afectada, especialmente en el pie y los dedos. Una persona con ciática normalmente asumirá una postura más rígida cuando esté sentada o de pie para evitar el dolor.
Los síntomas de una hernia de disco varían. Puede sentir un dolor agudo al toser o estornudar, o al hacer cualquier cosa que tire del nervio ciático, como inclinarse hacia adelante desde la cintura o flexionar las caderas mientras mantiene las rodillas rectas. Si el dolor es constante, será difícil encontrar una posición cómoda. Si el dolor es ocasional, agudo y punzante, se sentirá como una descarga eléctrica o un espasmo.
Cómo se diagnostica
Para confirmar el diagnóstico de una hernia discal e identificar el disco en cuestión, el médico evaluará cuidadosamente tus síntomas y podrá utilizar imágenes de diagnóstico, como una resonancia magnética o una tomografía computarizada.
Sin embargo, muchos especialistas ponen en duda el valor de las imágenes de diagnóstico en el caso de discos herniados y ciática. Dicen que el hecho de que una imagen muestre una hernia de disco no siempre es útil para hacer un diagnóstico sobre el estado del nervio ciático.
Muchas personas pueden tener discos que aparecen como anormales en los estudios médicos y, sin embargo, no experimentan dolor ni otros síntomas. Con los años, los discos envejecen y se ven con ciertas anormalidades. De hecho uno de cada cuatro adultos muestra algún grado de hernia de disco, si se escaneara su espalda.
Quiere decir que un disco que se ve anormal en un estudio por imágenes podría no ser necesariamente el que causa el dolor o ciática.
Cómo se puede tratar la ciática
Las raíces nerviosas salen de entre las vértebras de la columna vertebral. En la parte inferior de la columna, hay cinco raíces nerviosas que se fusionan para formar el nervio ciático en la pierna. Si un disco abultado pellizca una de estas raíces nerviosas, especialmente lumbar 4 (L4), lumbar 5 (L5) o sacra 1 (S1), causa ciática, un dolor agudo que generalmente se irradia hacia la pierna. El dolor se siente en diferentes áreas, dependiendo de qué raíz nerviosa esté pellizcada por el disco abultado.
En la mayoría de los casos, la ciática mejora por sí sola. Un médico puede recetar medicamentos, fisioterapia, inyecciones o ajustes quiroprácticos. La mayoría de las personas no necesitan cirugía.
Cuando el dolor ciático agudo persiste sin mejoría durante más de un mes, a pesar del tratamiento, puede indicar la necesidad de una evaluación adicional y un enfoque de tratamiento diferente.
Inyecciones de corticosteroides
Algunos médicos tratan a sus pacientes con una inyección de un corticosteroide (medicamento antiinflamatorio) directamente en la región de la columna. Se cree que las inyecciones funcionan al reducir la inflamación alrededor del nervio espinal.
Según un estudio comparativo de Cochrane que analizó los resultados de 25 ensayos clínicos (informados en 29 publicaciones) con un total de 2470 pacientes con ciática, las inyecciones de esteroides antiinflamatorios en la parte inferior de la columna probablemente redujeron levemente el dolor en las piernas y la discapacidad en el seguimiento a corto plazo en pacientes con dolor radicular lumbosacro.
Sin embargo, los efectos del tratamiento fueron pequeños y es posible que los pacientes y los médicos no los consideren clínicamente importantes (es decir, menos de 10 puntos en una escala de 0 a 100).
Según los investigadores, no se informaron eventos adversos menores o mayores en el seguimiento a corto plazo después de las inyecciones epidurales de corticosteroides o la inyección de placebo. Aunque la evidencia disponible todavía proporciona solo un apoyo limitado para el uso de inyecciones epidurales de corticosteroides en pacientes con dolor radicular lumbosacro, ya que los efectos del tratamiento son pequeños.
Más del 90 % de las personas con hernias discales se recuperarán en varios meses sin cirugía, simplemente usando tratamientos conservadores. Pero si te encuentras entre el otro 10%, o si simplemente no quieres esperar y ver qué sucede, la cirugía podría ser una opción. Consulta con tu médico de cabecera, traumatólogo y neurocirujanos.
Este artículo se preparó con información de Harvard Medical School, Cochrane Library, Enciclopedia Médica ADAM y MedlinePlus.