Alrededor de 460 millones de personas en el mundo tienen diabetes.
La alimentación es un factor fundamental que se debe tener en cuenta para controlar los picos o caídas de azúcar en sangre. Sin embargo, también existen otros factores, que muchas veces pasan inadvertidos, capaces de alterar los niveles de glucosa. Conoce aquí cuáles y qué puedes hacer para prevenir la diabetes.
Puntos clave
- La diabetes es una enfermedad crónica que afecta el uso de la glucosa. Se estima que afecta a 460 millones de personas en el mundo.
- Además de la alimentación, ciertos factores pueden afectar los niveles de azúcar en sangre, como deshidratación, estrés, falta de sueño, sedentarismo o sufrir quemaduras solares.
- Para reducir el riesgo de diabetes se recomienda una alimentación saludable, hacer ejercicio, controlar el peso corporal, evitar el tabaco y realizar chequeos médicos regularmente.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que afecta el uso de la glucosa, el principal tipo de azúcar de la sangre, cuya función es actuar como fuente de energía o combustible del organismo.
Para distribuir la glucosa entre las células, y así entregarles energía, nuestro cuerpo recurre a una hormona llamada insulina, producida por el páncreas. Cuando esta no es suficiente o no funciona correctamente, da lugar a los distintos tipos de diabetes.
Diabetes tipo 1
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, que ocurre porque el sistema inmunitario ataca y elimina por error las células productoras de insulina en el páncreas. Aún se desconoce su causa exacta, aunque se cree que los genes, factores ambientales y la intervención de algún virus podría desencadenar esa respuesta.
La alimentación y el estilo de vida no son responsables de su aparición, que, aunque suele ser durante la niñez y adolescencia, puede darse en cualquier momento de la vida. Esta diabetes tampoco tiene cura, pero se pueden recibir tratamientos de insulina para poder controlarla.
Los médicos pueden recetar la combinación más adecuada para cada caso: de rápida acción, de acción prolongada u opciones intermedias. Como la hormona no puede administrarse por vía oral, porque ciertos compuestos digestivos afectan su función, se aplica con jeringas o bombas (dispositivos conectados al abdomen).
Diabetes tipo 2
Más del 90% de las personas que sufren de diabetes tienen diabetes tipo 2. En este tipo el cuerpo no es capaz de utilizar correctamente la insulina.
Muchas personas con diabetes tipo 2 pueden controlar sus niveles de glucosa en sangre mediante ejercicio frecuente y una alimentación saludable, aunque también existen casos que requieren de medicamentos o tratamientos similares a los de la diabetes tipo 1.
Prediabetes
En la prediabetes los niveles de azúcar en sangre son elevados, pero no lo suficiente para ser diabetes tipo 2. Sin embargo, distintas investigaciones estimaron que, sin ningún tipo de intervención, esta afección puede convertirse en diabetes tipo 2 al cabo de 10 años aproximadamente.
La progresión de prediabetes a diabetes tipo 2 no es inevitable, y los niveles de azúcar en sangre pueden normalizarse mediante la incorporación de cambios en el estilo de vida.
Diabetes gestacional
La diabetes gestacional aparece en embarazadas que nunca han tenido diabetes. Cuando esto ocurre, el bebé está en mayor riesgo de presentar complicaciones de salud.
Aunque la diabetes gestacional suele desaparecer tras el parto, puede aumentar el riesgo de la madre o del niño de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
¿Por qué aumentan los niveles de azúcar en sangre?
Además de la alimentación, existen otros factores que pueden afectar el metabolismo de la insulina. Esto provoca que las células no puedan asimilar correctamente la glucosa y comience a acumularse. Entre los principales responsables de esta situación encontramos:
- Deshidratación.
- Estrés.
- Falta de sueño.
- Hora del día (generalmente es más difícil controlar el azúcar en sangre durante la tarde/noche).
- Período menstrual.
- Saltarse el desayuno.
- Ser sedentario.
- Sufrir quemaduras solares.
- Tener enfermedad de las encías.
- Usar aerosoles nasales.
Los niveles de azúcar en sangre oscilan entre los 70 y 100 miligramos por decilitro (mg/dL) en ayunas, y poco menos de 140 mg/dL después de comer. Si estos números se superan constantemente, a la larga pueden provocar diferentes síntomas:
- Agitación.
- Cansancio extremo o mucho sueño.
- Dolor de cabeza.
- Dolor de estómago.
- Hambre.
- Mal aliento.
- Manchas en la piel.
- Necesidad frecuente de orinar.
- Sed.
- Visión borrosa.
Al igual que sucede con los altos niveles de azúcar en sangre, otros factores pueden desencadenar niveles peligrosamente bajos. Por ejemplo, las altas temperaturas provocan una dilatación de los vasos sanguíneos, por lo que la insulina se absorbe más rápido. Esto puede causar una caída significativamente del azúcar en sangre.
Los expertos explican que es importante aprender a reconocer los síntomas de los niveles muy elevados de azúcar en sangre y cuáles son sus desencadenantes para prevenir cualquier problema.
¿Cómo prevenir la diabetes?
Existe evidencia que demuestra que algunas simples medidas relacionadas con el estilo de vida son eficaces para prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición:
Mantener un peso saludable
El sobrepeso, especialmente cuando se distribuye en la zona abdominal, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Los especialistas aconsejan perder entre 5 y 10% del sobrepeso, no recuperarlo y mantenerlo a largo plazo. Esto también puede proveer protección contra otros tipos de problemas de salud.
Tener una alimentación saludable
Comer los alimentos adecuados es útil para controlar el nivel de glucosa en sangre y ayudar a perder el exceso de peso. Entre las mejores opciones se encuentran:
- Frutas y vegetales: cítricos, frutos del bosque, manzanas, piñas, uvas, kiwis, vegetales de hoja verde, como acelga, espinaca, brócoli o kale y demás opciones sin almidón.
- Fibra: hierbas y especias, como cilantro u orégano, legumbres, como lentejas, guisantes, cacahuates, y porotos, o frutas y cereales.
- Grasas saludables: pescados, como atún, caballa, salmón, sardina y trucha, semillas o aceite de linaza, frutos secos, semillas de chía, aceites de canola, oliva o soya, y aguacate.
- Infusiones: canela, cúrcuma, fenogreco, hibisco, o jengibre.
De la misma forma que algunos alimentos son beneficiosos para prevenir la diabetes, otros pueden favorecer su aparición o empeorarla. Limita o elimina de la dieta:
- Azúcares añadidos (que suelen estar presentes en alimentos procesados).
- Productos refinados, como harina o arroz blanco.
- Refrescos, sodas o jugos industriales.
- Carne roja, especialmente las procesadas, y embutidos.
Hacer ejercicio
La actividad física cumple una doble función para prevenir la diabetes tipo 2, ya que aumenta el consumo de glucosa por parte del organismo, y, estimula las fibras musculares, favoreciendo el transporte de azúcar al interior de las células.
Prueba con montar en bicicleta, nadar o incluso caminar.
Aunque todo tipo de movimiento se muestra positivo al momento de prevenir la diabetes tipo 2, los mayores beneficios se ven en actividades de intensidad moderada.
Los expertos advierten que las personas sedentarias o con sobrepeso que empiecen a hacer ejercicio, comiencen de menor a mayor intensidad, para evitar complicaciones.
Evitar el tabaco
La nicotina y ciertas sustancias químicas que se hallan en los cigarrillos dañan a las células, causan inflamación, afectan la respuesta a la insulina y aumentan el riesgo de incrementar la grasa abdominal, todos factores de riesgo de la diabetes tipo 2.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Asociación Estadounidense para la Diabetes, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.