Las papas fritas son deliciosas, pero igualmente nocivas para la salud, no solo porque hacen subir de peso sino porque contienen sustancias cancerígenas. Pero una variedad de papa genéticamente modificada sería capaz de inhibir su efecto perjudicial para la salud.
Su cultivo y posterior comercialización masiva ha sido aprobado recientemente por el Departamento de Agricultura de EE.UU. Esta nueva variedad de papa se obtiene alterando su ADN o carga genética para que durante el proceso de cocción no produzca una sustancia cancerígena llamada acrilamida.
Este nuevo cultivo promete proteger la salud de los consumidores, restringiendo en un 50 a 70% su contenido de acrilamida, en relación a las papas comunes.
El Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU., dependiente de los Institutos Nacionales de la Salud, explica que hay varios vegetales, en especial las papas, que contienen un aminoácido llamado asparagina. Al exponerse a altas temperaturas, se combina con ciertos azúcares y se transforma en la peligrosa acrilamida.
Esta sustancia se halla en los alimentos que se calientan a una temperatura superior a los 248ºF (120ºC), ya sea friéndolos, asándolos u horneándolos. Si se cocinan en microondas tienen un menor contenido de acrilamida, al igual que si se blanquean las papas antes de freírlas, o se secan con aire caliente después de haberlas cocido.
Estudios en roedores demostraron que el consumo de acrilamida aumenta el riesgo de contraer diversos tipos de cáncer. Sin embargo aun hacen falta más pruebas para poder asegurar taxativamente que podría enfermar a los humanos.
Estos tubérculos biológicamente modificados fueron desarrollados por la empresa J.R. Simplot, de Idaho. Fue el primer proveedor de papas fritas congeladas de McDonald’s en los años 60. Además de producir menos acrilamida, este cultivo es mucho más resistente a los golpes, por eso tiene menos manchas negruzcas en su interior.
A pesar de sus ventajas, hay grupos de consumidores que solicitan que se indique en las etiquetas que se trata de un producto que ha sido genéticamente modificado. También hay algunas empresas que producen alimentos que las han rechazado y hasta han solicitado a McDonald’s que no las incluya en su menú.
Si esta papa no tiene éxito, no será la primera vez. A fines de 1990 la empresa Monsanto desarrolló un tubérculo genéticamente modificado para hacerlo resistente a un escarabajo que ataca los cultivos. Pero lo consumidores sintieron que el producto no era seguro y le dieron la espalda.
Una vez más se genera la controversia por el uso de alimentos genéticamente modificados. Pero Gregory Jaffe, director del Centro para la Ciencia y el Interés Publico, declaró que reducir el consumo de acrilamida es bueno para la salud. Y si este producto ayuda a lograrlo, su consumo puede ser beneficioso.