Cómo dejar de tocarse la cara para prevenir el coronavirus

Una de las principales recomendaciones durante la pandemia de COVID-19 es no tocarse la cara, especialmente cuando uno ha estado fuera de la casa, en un mercado, oficina u otro lugar público en donde puede haber superficies contaminadas.

Sin embargo, es un hábito que tienen de una forma u otra más del 90% de las personas. Hábito que al parecer se repite más de 20 veces por hora.

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Según un estudio reciente de la Universidad de Maryland, los participantes se tocaron la cara un promedio de 23 veces en ese tiempo. De esos toques, el 44% entró en contacto con las membranas mucosas.

Ya sea la nariz, los labios, los pómulos, o incluso mojarse el dedo con saliva para separar dos papeles pegados, tocarse la cara es un gesto espontáneo y caso involuntario que, más que nunca, debemos tratar de erradicar.

Pero... ¿cómo?

Steven Hayes, psicólogo especialista en conducta de la Universidad de Carolina del Norte en Greensboro, estudió durante años cómo modificar hábitos si comenzamos a tener conciencia de ellos y monitorearlos.

Y estos días en los que se necesitan máscaras faciales y hasta guantes para salir al mundo exterior son de alguna forma ideales para tener conciencia del hábito de tocarse la cara. 

Una costumbre muy arraigada que ahora es peor, pero siempre fue negativa: reúne a microorganismos de distinta calaña con las mucosas y las vías regias al interior del organismo.

Rascarse la mejilla no está mal visto, pero algunos de estos toques faciales ya tenían la mirada juzgadora de la sociedad: meterse el dedo en la nariz, chuparse el dedo (especialmente después de la infancia) o morderse las uñas nunca fue bien visto.

Hayes asegura que una forma algo primigenia pero eficaz de empezar a prevenir estos toques faciales es que otra persona los detenga. Por ejemplo mamá, papá, un hermano o un amigo al que se le permita decir: ¡no te muerdas más las uñas!.

Otra opción es contabilizar el número de veces que nuestra mano entra en contacto con nuestra cara. Un estudio mostró que si se mantenía el conteo (incluso 9 semanas después de iniciar el ensayo), los toques faciales se reducían notoriamente.

Un trabajo similar de la American Psychological Association llegó a la misma conclusión.

Un estudio de 2008 analizó el hábito de tocarse la cara con la posibilidad de predecir afecciones respiratorias. 

Los especialistas que han estado analizando distintos ángulos de este hábito por décadas nunca imaginaron que sus estudios tuvieran una aplicación práctica tan concreta como durante la pandemia de COVID-19.

Rascarse de manera segura

Una de las conclusiones en este tiempo de pandemia es que la única manera de tocarse la cara de manera segura es en casa, habiéndose lavado las manos muchas veces con agua y jabón. 

Y, así y todo, hay que recordar que el nuevo coronavirus no es el único microorganismo peligroso, incluso fatal, en este mundo.

Lo ideal, la decisión más sana y preventiva, es contener las manos, el impulso, y erradicar el hábito para siempre.

Fuentes: Psychology Today, American Psychological Association.