La investigación publicada en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, refiere que el consumo de ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA), dos ácidos grasos Omega 3 que se encuentran en el pescado, aumentan la flexibilidad cognitiva y refuerzan la corteza cingulada anterior, encargada de las funciones cognitivas racionales.
"Investigaciones recientes sugieren que existe una relación crítica entre las deficiencias nutricionales y la incidencia de deterioro cognitivo y trastornos neurológicos degenerativos, como la enfermedad de Alzheimer", destacó el profesor Aron Barbey, quien dirigió el estudio.
"Nuestros resultados se suman a la evidencia de que una nutrición óptima ayudaría a preservar la función cognitiva, retardaría la progresión del envejecimiento y reduciría la incidencia de enfermedades debilitantes en la población sana", añadió.
En el estudio, participaron 40 adultos cognitivamente sanos de entre 65 y 75 años de edad, portadores de una variante genética (APOE e4) que se sabe podría contribuir a desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores probaron la flexibilidad cognitiva de los participantes mediante el Test de función ejecutiva de Delis Kaplan. Además, midieron sus niveles de los ácidos grasos EPA y DHA en la sangre y usaron resonancia magnética para obtener una imagen de sus cerebros y el volumen de materia gris en la corteza prefrontal.
"Queríamos confirmar que ácidos grasos Omega 3 más altos están relacionados con una mejor flexibilidad cognitiva, y lo hicimos, de hecho, vimos eso", dijo Marta Zamroziewicz, otra de las investigadoras.
"También queríamos confirmar que ácidos grasos Omega 3 más altos están relacionados con un mayor volumen en la corteza cingulada anterior y los vimos. Por último, hemos sido capaces de demostrar que un mayor volumen en la corteza cingulada anterior está vinculada con los ácidos grasos Omega 3 y la flexibilidad cognitiva".
La Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos refiere que el pescado se ha ganado la reputación de “alimento para el cerebro” debido a que algunas personas lo comen como ayuda para la depresión, la psicosis, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la enfermedad de Alzheimer y otros trastornos relacionados con el pensamiento.
Por su parte, la Asociación Americana del Corazón (AHA, por su siglas en inglés) recomienda comer pescado (especialmente pescados grasos) por lo menos dos veces por semana. La caballa, la trucha de lago, el arenque, las sardinas, la albacora (o atún blanco) y el salmón son ricos en ácidos grasos omega-3.