Cuando escuchamos música, ejercitamos nuestro cerebro de una forma única. "Existe suficiente evidencia científica que nos dice que la experiencia musical, el entrenamiento musical, todas esas cosas cambian nuestro cerebro…entrena y mejora funciones cerebrales que nada tienen que ver con la música”, explica el Dr. Charles Limb, profesor de la Universidad de Hopkins, quien ha investigado el tema y escrito varias publicaciones al respecto.
Sin embargo, algunos tipos de música estimulan la creatividad y la imaginación, mientras que otras, como la música más movida, que nos anima al baile, brinda también una oportunidad para mejorar nuestro estado físico y también facilitar ciertos procesos terapéuticos.
Puntos clave
En el libro “La Música, la Mente y el Cerebro”, el psicólogo Manfred Clynes resume de qué forma la música afecta a nuestro cerebro. “La estructura, los intervalos, la calidad y el timbre armoniosos de la música y los patrones espaciales temporales de largo plazo son reconocidos por nuestro hemisferio no-dominante (en la mayoría de nosotros el hemisferio derecho). Por otro lado, el volumen que cambia rápidamente, la trayectoria exacta y rápida del tono, el tempo (pacing) y la letra son reconocidos por el hemisferio dominante (en la mayoría de nosotros el izquierdo). “
La buena fama de la música clásica
No es verdad que la música clásica nos hace más inteligentes, pero sin embargo, es cierto que le proporciona al cerebro un mejor ambiente para desarrollar ideas y restablecer conexiones neuronales que nos permitirán estar más alertas, concentrarnos mejor y mejorar los procesos de aprendizaje.
La educadora española María Pilar Carrasco en su libro 'Cómo educar a tus hijos con la música', señala que la música barroca genera estados que facilitan el aprendizaje, gracias a su ritmo de 60 golpes, equivalente a los latidos del corazón cuando estamos en reposo. Por otra parte, la autora asegura que los tonos graves de este tipo de música provocan ondas cerebrales bajas y ayuda a la relajación.
Un estudio de la Universidad de Irvine, realizado por la psiconeuróloga Frances Rausher demostró que el escuchar las complejas piezas de Mozart, mejora las habilidades de aprendizaje de los estudiantes, ya que el razonamiento abstracto que se activa con el estudio, activa patrones similares a la música. Durante este estudio, los investigadores descubrieron que aunque el efecto de escuchar la música de Mozart durante unos diez minutos antes de tomar una prueba demostraba una mejora en el razonamiento espacial y abstracto de los estudiantes, sin embargo, el efecto sólo era temporal, y tenía una duración de 5 a 15 minutos.
Según el neurocientífico Larry Parsons, del Centro de Imágenes de la Universidad de Texas en San Antonio, Mozart ayudó a un grupo de control a mejorar su razonamiento, sin embargo otros tipos de música también ayudaron a los estudiantes que eran parte del experimento, lo que demuestra que pueden ser los ritmos, tonos o patrones de música lo que realmente mejora el aprendizaje.
A modo de conclusión, existen muchos estudios que han demostrado que la música realmente afecta nuestro cerebro de una manera positiva y al mismo tiempo es una forma muy agradable de enriquecer nuestras vidas. Una de sus ventajas es que podemos utilizar la música para la estimulación del cerebro en las diferentes etapas de la vida, desde bebés y recién nacidos hasta personas de la tercera edad.