La epilepsia es una de las llamadas enfermedades silenciosas o invisibles, y es un trastorno del cerebro. Las personas con epilepsia tienen una actividad eléctrica en el cerebro que no es normal y les ocasiona convulsiones. En algunos casos, una convulsión puede causar movimientos espasmódicos, sin control y pérdida del conocimiento.
En otros casos, las convulsiones ocasionan solamente un período de confusión, una crisis de ausencia o espasmos musculares.
En todo el mundo, la epilepsia afecta a 50 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En EE.UU., un 1.2% de la población (3 millones de adultos y 470,000 niños) recibían tratamiento para la epilepsia o habían sufrido convulsiones recientes en 2015, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.
¿Cuáles son los síntomas? Las personas que padecen de epilepsia tienen repetidos episodios de convulsiones. No es una enfermedad mental y no es una señal de baja inteligencia. Tampoco es contagiosa. Normalmente, las convulsiones no ocasionan daño cerebral. Entre una convulsión y otra, una persona con epilepsia no es diferente a las demás.
Los tratamientos actuales funcionan sólo en aproximadamente el 70% de quienes padecen de epilepsia, por eso, se necesitan nuevas opciones. Incluso, en casos graves de epilepsia, en muchos estados de EE.UU. donde está aprobada, muchos pacientes recurren a la marihuana medicinal.
La solución ¿está en el mar?
Para identificar algunas opciones nuevas, Marcel Jaspars, Peter AM de Witte y sus colegas, se unieron en un proyecto internacional llamado EU PharmSea, que busca descubrir compuestos nuevos de microorganismos marinos en algunos de los lugares más profundos, fríos y cálidos de la Tierra, que entre otras organizaciones, está financiado por la Unión Europea.
En la búsqueda de nuevas pistas que permitan la creación de mejores fármacos, los investigadores han recurrido al mar: una fuente de productos naturales únicos que en gran medida han sido aprovechados para crear fármacos. Ahora, los científicos informaron en un artículo publicado en ACS Chemical Neuroscience que dos metabolitos producidos por un hongo del Mar Rojo parecen prometedores contra las convulsiones.
Las pruebas iniciales revelaron que las dos sustancias, conocidas como pseurotin A y azaspirofurano A que son producidas por el hongo Aspergillus fumigatus del Mar Rojo, redujeron el número y la duración de las convulsiones en el pez cebra, y luego en modelos de ratones.
Los científicos recomiendan una mayor investigación de estos metabolitos para explorar sus cualidades y tenerlos en cuenta para futuros avances en fármacos anti-convulsivos.
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